“Cuando he dicho que yo veo que Eduardo Rivera es el mejor perfil para encabezar en 2024 la candidatura, y para ser el próximo gobernador, es no sólo del PAN, yo me refiero que es el mejor perfil de toda la oposición, en el conjunto. Y les digo algo más, es mucho mejor perfil que (Moisés Ignacio) Mier y que (Alejandro) Armenta. Se los lleva de lejos”, dijo el presidente de AN en el festejo por el 84 Aniversario de ese partido, en Puebla.
Las palabras de Marko confirman lo que todos esperaban que ocurriera en octubre, en el informe del presidente municipal de Puebla, cuando —según se prevé— anunciará su solicitud de licencia para ir por la gubernatura poblana.
Eduardo Rivera Pérez no ha colocado espectaculares, no han pintado bardas con su nombre, los recorridos que ha hecho fuera de la capital han sido esporádicos.
Aun así, está fuerte en las encuestas y representa, efectivamente, la mejor carta opositora, por mucho. Es, desde los escenarios de la alianza del PRI, PAN y PRD, el único que les puede dar competitividad en las urnas en 2024
Sin Eduardo, que ha sido diputado local y federal, antes también alcalde y dirigente partidista, la coalición antiMorena está perdida e iría solamente a una elección testimonial y municipalista.
Rivera tiene aceptación en las clases media y deciles arriba, a los que el morenismo no ha podido convencer de su proyecto y que, incluso, son abierta y rabiosamente antilopezobradoristas.
Pero, además, el panista puede ser un perfil atractivo para los sectores que, de sí, tienen una identificación, desde las coordenadas políticas, con el centro y con la izquierda.
El lunes comenzará el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) su proceso para la selección de candidato o candidata, aunque todo indica que, para la paridad general en las 32 entidades, luego de tres procesos seguidos, se requerirá que el abanderado sea varón en Puebla.
Ese camino puede estar minado y lleno de piedras para el morenismo y podría llevarlos a un indeseable infierno intestino.
Con la unción de facto de Eduardo, como una carta que además une y gusta a todas las fuerzas y a todos los personajes de la oposición, Morena no puede darse el lujo de ir con un perfil mediocre e impuesto.
Deberá ir con el mejor, con el puntero, con quien garantice llevar votos a las urnas.
La vieja premisa de que la marca morenista está con tan alta aceptación, que puede ganar con cualquiera, la echa por tierra la presencia de Eduardo Rivera en la boleta. El panista va a dar una batalla dura y real.
De cualquier modo, ese es el escenario que, para la entidad, requieren Morena y Claudia Sheinbaum Pardo, como candidata presidencial. Una candidatura local fuerte y popular.
Otra ruta pone en riesgo la plaza.