• 22 de Noviembre del 2024

Competitividad o género, la guerra en Morena

Muchas y muchos actores políticos poblanos quedaron en la confusión y la sorpresa, tras el anuncio de que la dirigencia nacional de Morena lanzará las convocatorias para la selección de nueve candidatos y candidatas a gubernaturas —incluido Puebla—, sin haber definido antes el género.

 

Es natural, porque en más de una ocasión se dijo que sería primero la definición de si es hombre o mujer, en cada entidad, antes de arrancar la competencia formal por la postulación.

Sin embargo, la decisión de hacerlo así, invitando a participar por igual —aunque todavía faltará ver la letra chiquita de cada convocatoria— a varones y mujeres puede resultar de una bien pensada estrategia.

La competitividad, en este plan, pareciera anteponerse a la necesidad de cumplir con la paridad de género en las nueve candidaturas, para las que lo mismo pueden ser cinco hombres y cuatro mujeres o al revés; la posibilidad jurídica no está todavía clara, y así nos lo dijo la secretaria general del Comité Ejecutivo Nacional (CEN), Minerva Citlalli Hernández Mora, en una entrevista.

“Lo ideal sería cinco mujeres y cuatro hombres, pero bueno, en la Comisión de Elecciones seguramente se estará evaluado jurídicamente también si pudiera ser al revés. Desde mi punto de vista, cinco mujeres y cuatro hombres es lo que mejor cumple con la paridad”.

Técnicamente, sin tener en cuenta, porque no es requisito normativo, la “acción afirmativa", para privilegiar al sector femenino, pueden ser más hombres que mujeres (o viceversa), porque se trata de un número impar de elección a gubernaturas. La paridad aritmética pura es imposible.

Pero, regresando a la sorpresa que en Puebla dejó el anuncio de que habrá convocatorias, sin antes haber definido el género, en realidad no es nada nuevo en Morena.

De botepronto, podemos referirnos a dos ejemplos que se registraron en las elecciones de 2022, cuando estuvieron en juego seis gubernaturas: Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas.

Los dos ejemplos que nos ocupan, Aguascalientes y Oaxaca, además atravesaron litigios ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF). Uno de ellos, el proceso oaxaqueño, precisamente fue litigado por la definición de género.

En el primer caso, Aguascalientes, la definición de la candidatura se decantó en favor de una mujer lopezobradorista de cepa, Nora Ruvalcaba Gámez, aunque el ganador de la encuesta había sido un hombre, Francisco Arturo Ávila Anaya.

Al final, él se sumó como su coordinador, pero quedaron resquicios inconformidad en el ambiente y en la militancia morenistas. En la elección constitucional, Morena perdió por un muy estrecho margen.

En ese caso, pesó más la necesidad de paridad de género, en relación con el total de seis gubernaturas en juego, que el factor de la competitividad.

Luego está Oaxaca. Ahí, el ganador de la encuesta de Morena y luego también de la elección constitucional fue el entonces senador Salomón Jara Cruz, quien, con la operación de los dirigentes morenistas nacionales y locales, consiguió que se le sumaran tres de los cuatro aspirantes que habían competido en la interna, que tuvo como contendientes a dos hombres y dos mujeres.

Algunos lo hicieron a regañadientes, pero se bajaron de sus aspiraciones, salvo una mujer, la también senadora y gran intérprete musical, Susana Harp Iturribarría.

La argumentación jurídica de su impugnación llevaba varias causales, pero finalmente el trasfondo era el género. Perdió ante el TEPJF. Hoy Jara es gobernador.

Nada raro tiene que el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) haya decidido ahora abrir las contiendas en estos nueve estados, sin antes definir los géneros que corresponden, aunque faltará leer a detalle cada convocatoria.

Por lo pronto, la pelea es de todos y todas, contra todas y todos.