• 01 de Mayo del 2024

Antonio

 

Tenía un perro negro que le regaló su tía en un todo santo, fue a rezar por un difunto y volvió a casa con pan y perro

 

Márcia Batista Ramos

Antonio pasó la niñez allí en el pueblito a la orilla de la carretera. A la salida de la escuela iba con dos o tres amigos al montículo a tirar piedras a las movilidades que pasaban. Recuerda que una vez, tiró una piedra a un camión lleno de pasajeros y acertó en un hombre mayor, partió su labio que empezó a sangrar, y vio cuando otros pasajeros golpeaban la cabina para pedir que el chofer parara. Su corazón se agitó en el pecho cuando vio el camión salir del camino para acercarse a la posta sanitaria para costurar el labio partido del hombre que estaba viajando.

Ese día fue el último que Antonio arrojó piedras a los autos que pasaban. Tuvo miedo, pensó que podían buscarlo y encontrarlo; también sintió pena del hombre desconocido que tuvo el labio partido por la piedra que él tiró. Jamás pudo olvidar al hombre con la mano en la boca sangrando, todas las noches antes de dormir la imagen del camión volvía a su mente.

Antonio tenía un perro negro que le regaló su tía en un todo santo, fue a rezar por un difunto y volvió a casa con pan y perro. Sus padres no dijeron nada y el perro creció acompañando al niño a la escuela, a sus juegos, al pastoreo de las ovejas, a los mandados y a la orilla de la carretera cada navidad para esperar que los viajeros le tiren bolsas con dulces, galletas, alguna ropa usada y con mucha suerte algún juguete.

Antonio vio llegar todos los años de su vida mirando el camino por dónde las movilidades transitan llevando gente para uno y otro lado. Muchos conocidos viajaron y volvieron, algunas veces su padre también fue para un u otro lado del camino en alguna movilidad que pasaba, después volvía, su madre rara vez viajó y él nunca conoció nada más que su pueblo y algunos lugares cercanos que podía ir caminando. Alguna vez soñaba con subir a un camión e ir a la ciudad, pero desistía porque no quería dejar a su perro que lo extrañaría.

Ayer por la mañana el perro de Antonio fue atropellado, él corrió para tratar de salvar al animal muerto y un camión lo arrolló terminando con sus tiernos once años en la carretera.