Mientras tanto, las noticias de última hora o del momento impactan los espíritus más sensibles, parece que inventaron nuevas supersticiones, ya que dan cuenta de personas que desaparecen con la rapidez del viento. No es verdad que la naturaleza permanece fuera de la historia. Porque siempre habrá una piedra o un poco de arena que cuenten, que un día, ahí hubo un río y en sus márgenes había vida que, después fue engullida por el tiempo. Al Igual que el viento que cuenta todo, una y mil veces, hasta que sus historias se convierten en leyendas, así hace la piedra redonda que viajó kilómetros por el lecho de los ríos, y la arena.
Poco a poco la tarde se ve más triste, el cielo parece de plata y grises contemplando los vientos que levantan el polvo de las tierras como un exorcismo, sin remordimiento… Sin buscar ningún atajo para su camino, los vientos van internándose en todos los recónditos de la realidad, asimilando la inmediatez del mundo.
De repente una estrella eléctrica parpadea, recordando los letreros anticuados que se encendían en las tardes frías. En el cielo brillan relámpagos de las tempestades y Dios grita de su trono eterno, que el hombre bajó a la tierra para ser feliz. Eso perturba a los vientos que rugen con más fuerza trayendo la noche en su bramido. Como en mí nada está salvado, siento el dolor que roe la carne.
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Biografía:
Márcia Batista Ramos, brasileña. Licenciada en Filosofía-UFSM. Gestora cultural, escritora, poeta y crítica literaria. Editora en Conexión Norte Sur Magazzín, España; columnista en Inmediaciones, Bolivia, periodismo binacional Exilio, México, archivo.e-consulta.com, México, revista Madeinleon Magazine, España y revista Barbante, Brasil. Publicó diversos libros y antologías, asimismo, figura en varias antologías con ensayo, poesía y cuento. Es colaboradora en revistas internacionales en 22 países. Editor adjunto de la Edición Internacional de Literatura China (a cargo de la Federación de Círculos Literarios y Artísticos de Hubei, China).