Ante la cercanía del inicio de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, los más convulsos de la historia por el desmadre que sigue armando el maldito coronavirus, dirán los que ya están hartos de la pandemia, es momento de comenzar a anotar los nombres de los mexicanos que se pueden llevar una medalla.
Una de las cartas fuertes del deporte mexicano es Carlos Sansores, representante de taekwondo, quien se presentará en el tatami japonés con una medalla de plata en el Mundial de Manchester 2019 y una racha de nueve podios en sus últimas 10 competencias.
Antes de partir a tierras asiáticas, Sansores se colgó las medallas de bronce en el Campeonato Panamericano y el oro en el México Open.
Originario de Chetumal, Quintana Roo, Carlos pertenece a la categoría de +87 kilos, en la cual México obtuvo su primera medalla en este deporte, con Víctor Estrada en Sidney 2000, cuando la categoría era +80 kilos.
Para lograr el sueño olímpico, Sansores tuvo que dejar su casa en el paradisiaco estado de la península caribeña, y desde los 16 años salió de su casa para comenzar a forjar una carrera exitosa dentro de esta arte marcial.
“Lo más complicado es cuando te alejas de tu familia, me alejé a los 16 años, yo vivía en Chetumal, nunca había salido de Quintana Roo, pero lo más difícil fue pasar de una ciudad tan pequeña a una tan grande como Ciudad de México, eran miedos, inseguridades, era estar lejos de mi familia, no estaba acostumbrado a tres entrenamientos al día, esa parte me costó mucho”, me explicó el atleta en una entrevista que se publicó en septiembre del año pasado en Reporte Índigo.
Salsero de corazón, Carlos escucha esta música antes de subir a cada combate, y aunque su camino parecía estar encarrilado hacia el futbol, pues su papá jugó este deporte a nivel profesional en Cancún, el destino le tenía preparado otro plan, y ahora puede meterse a la historia de los deportistas mexicanos con medalla olímpica.