• 30 de Enero del 2025

DeepSeek vs. ChatGPT: La Batalla de la IA y el reloj Legislativo de Sheinbaum

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Justo cuando finaliza enero, una movida estratégica en el tablero tecnológico por parte de China levantó más de una ceja entre la oligarquía tecnopolítica de Estados Unidos.

 

DeepSeek, una empresa china especializada en inteligencia artificial, conocida por desarrollar modelos de lenguaje de gran escala (LLMs) de código abierto, lanzó su última versión. Esto demuestra que el exorbitante dinero solicitado por OpenAI y su modelo ChatGPT en numerosas rondas de inversión, al final de cuentas, no era tan necesario, ya que ellos —los chinos— han venido evidenciando un rendimiento similar o superior con una cantidad menor de recursos.

De la Guerra de los Chips a la Guerra de los Datos, las superpotencias de la inteligencia artificial parecen haber comenzado una carrera similar a la que, en su momento, en un marco de guerra fría, se dio entre Estados Unidos y la URSS, no solo en el plano tecnológico, sino también deportivo e incluso cultural.

China, en este sentido, fiel a su tradición milenaria del tiempo extendido, comenzó hace ya más de veinte años un proceso para desarrollar un ecosistema tecnológico cerrado que, de inicio, si bien copió descaradamente todo lo que en materia occidental parecía llevarle la delantera, tuvo como paso siguiente el desarrollo de sus propias alternativas.

Esto es lo que deja ver Kai-Fu Lee, inversionista chino quien, después de trabajar en Google, regresó a su país y creó un fondo de inversión especializado en inteligencia artificial. En su momento, publicó un libro ("Superpotencias de la inteligencia artificial: China, Silicon Valley y el nuevo orden mundial") a manera de diagnóstico sobre esta eventual guerra de chips, datos y demás que estamos ya viviendo.

Están en pugna dos formas de capitalismo: una, la estadounidense, que de dientes para afuera promueve la libre empresa, pero que al interior ha generado el surgimiento de una plutocracia tecnológica que ahora busca consolidar la captura del Estado y que gusta de un enfoque marcadamente libertario; y, por otra parte, China y su modelo que impulsa desde el Estado la creación de empresas y sectores estratégicos, pero con una marcada agenda estratégica y una penalización severa a cualquier agente que no siga sus pautas o que quiera gozar de independencia.

¿Libertad vs. orden? Libertad para quién y orden desde qué parte, convendría preguntarse.

Estados Unidos lideraría los avances, pero China sería mejor y más rápida en ingeniería, diagnosticó en su momento Kai-Fu Lee.

Las recientes noticias parecen darle la razón, por lo menos en lo que hasta ahora respecta.

Dentro de todo este contexto, ¿qué papel puede jugar México?

¿Qué alternativas de desarrollo existen? Podríamos mencionar tres vías principalmente:

Una vía sería la privatista capitalista. Así, la tendencia sería la de mantener las cosas tal y como ahora se desarrollan, fortaleciendo monopolios que buscan una renta tecnológica y precarizan a la población.

La segunda alternativa consistiría en un control tecnocrático de los medios de producción informáticos. Es decir, un control desde arriba a través de élites científicas o tecno-gerenciales. Esta idea es muy popular en Silicon Valley, tan así que la están poniendo en práctica, y en China es ya una realidad tangible.

La tercera alternativa sería una de índole popular y democrática. Implicaría un cambio desde abajo a un nivel tecno-económico, social y político. Implicaría también hacer extensivo a un nivel amplio el desarrollo de infraestructura informática y la ampliación de educación popular y de desarrollo local, así como la constitución de redes sociales y comunidades virtuales.

No existe, de momento, ninguna alternativa, por lo menos de manera seria, que vaya en esta dirección.

Mientras, en México, el reloj legislativo de la presidenta prepara propuestas ambiciosas en materia de vivienda y busca la presencia de un Estado constructor, en el sentido literal de la palabra. ¿Es esta agenda la más prioritaria? ¿En qué sentido lo urgente se come a lo importante?

Lo seguiremos viendo.