• 14 de Noviembre del 2024

La diabetes y la guerra de los edulcorantes

La diabetes es una enfermedad que ha evolucionado entre la población, cuyo comportamiento debemos analizar para frenar su crecimiento antes de que este padecimiento alcance niveles que se salgan de control y siga afectando en mayor medida a niños, niñas, jóvenes y adultos mayores, quienes cada vez demandan más servicios de atención para controlar este padecimiento.

 

Debemos reflexionar sobre el comportamiento de la diabetes en el cuerpo humano, pues es un padecimiento que afecta a órganos especialmente como los riñones, ojos, hígado, páncreas y el corazón, que, con el paso del tiempo, si no se atienden, pueden desencadenar procesos fatales en el cuerpo.

De acuerdo con un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), México es el segundo país en el mundo con la mayor población diabética, que libra una batalla contra la obesidad y los edulcorantes, principales aliados de este padecimiento, al que se le une el sedentarismo y una mala alimentación a consecuencia de problemas económicos, entre otras causas.

En el marco del Día Mundial de la Diabetes, como sociedad debemos hacer una reflexión. Solo por mostrar un ejemplo: en la década de los 80, la población que enfrentaba este padecimiento era calculada en aproximadamente 108 millones de personas; para 2017, la cifra se cuadruplicó, pues alcanzó una cifra de 480 millones de adultos registrados con la enfermedad en los servicios de salud en el mundo, quienes ahora reclaman atención en las unidades hospitalarias y en medicina preventiva.

Por esta razón, desde el Senado de la República emprendimos una batalla contra los edulcorantes, no contra las empresas que utilizan las sustancias que los componen. Es decir, no estamos en contra del desarrollo, el progreso y la inversión, pero estos factores no pueden estar por encima de la salud de la población.

En el estado de Puebla, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) tiene registrados 600 mil personas diabéticas. Sin embargo, lo preocupante es que en sus centros de atención no se alcanza la cobertura del uno por ciento de esta cifra; el IMSS atiende en la entidad solo a 3 mil 500 pacientes, de los cuales solo el 46 por ciento corresponde a jóvenes, y aproximadamente entre 50 y 55 mil registros son de menores portadores de la enfermedad.

Este panorama nos lleva a pensar que, si no se hace algo al respecto en cinco años, los servicios de salud en la especialidad de atención para el control de enfermedades crónico-degenerativas verán colapsados sus servicios.

Se dice que la cifra negativa es que en México 24 mil mexicanos mueren al año, en promedio, por el consumo de bebidas azucaradas –refrescos–. Esto ha abierto una controversia con las empresas, que ven que las medidas preventivas merman su economía, la producción y sus ganancias.

Sin lugar a duda, debemos hacer conciencia entre la población para fomentar un cambio de hábitos, mayor movilidad, evitar el sedentarismo e impulsar el plato del buen comer; es decir, generar alimentos saludables que frenen la obesidad y, por consecuencia, la diabetes.

Algunas de las medidas ya están en marcha en las escuelas, luego de algunas modificaciones que se hicieron al marco legal y regulatorio para que en las instituciones educativas se evitara la venta de refrescos y de productos bajos en vitaminas –comida chatarra– para consumo de los estudiantes.

Este es un buen ejemplo de que se pueden lograr mejores prácticas alimenticias entre la población, en especial en los jóvenes, con quienes se deben trabajar procesos de activación que eviten mantenerlos horas frente a una computadora o teléfono portátil y con una mala alimentación.

Hagamos conciencia, y que esta fecha del Día Mundial de la Diabetes nos lleve a conocer más de este problema, de los daños colaterales en el organismo y sus consecuencias, para enfocarnos en procesos preventivos que nos permitan evitarlos.