Gabriela Pérez Bazán
Una mujer es presidenta electa, la más votada en la historia de México, me emociona ya que desde que nací solo he escuchado una voz masculina al mando de la nación.
Sin duda, no lo veíamos por la costumbre de 200 años de ver a hombres pasar por la silla presidencial, pero hoy es diferente los discursos y la dirección del país estará a cargo de una mujer, que también es la primera presidenta científica que demuestra que la ciencia no solo se debe quedar en las teorías y en las aulas, sino que también debe estar al servicio de la sociedad desde la implementación y beneficio práctico para el avance de un país.
A escasos días de la victoria, escucho voces que dicen que no gano ella que fue por un hombre, si es injusto esas aseveraciones, porque a pesar de que ella tiene un gran valor como persona pensante, también la sobajan como parte del contexto y condiciones que vivimos las mujeres en un sistema machista que no acepta que las mujeres si podemos y estamos preparadas para tomar las mejores decisiones para el bienestar de México.
Debemos entender que este tipo de discursos refuerzan el retroceso de la igualdad que tanto soñamos, que sin duda es la condición de todos los días para mujeres en lo laboral, en lo político y en cualquiera que sea un espacio de desarrollo, cuestionando y poniendo en tela de juicio nuestra capacidad.
No nos equivoquemos, terminaron las campañas que más que aclarar muchas veces desinformaron, poniendo al centro las contradicciones de encuestas que llenaron de temor a la ciudadanía.
Ya llegamos a la siguiente etapa, al verdadero rumbo para México es de la mano de una mujer, ella también es hija, madre, nieta, amiga, trabajadora, jefa, luchadora que ha pasado por un sistema de retos y desafíos a los que se enfrentan las mujeres en todo el país.
Velemos por el cumplimiento de políticas a favor de todas y todos, con la exigencia para que se trabaje cada una de las propuestas que nos ofreció porque es nuestro derecho y obligación. Pero reflexión va en el sentido detener la discriminación y violencia hacia ella y a quienes tienen afinidad con la izquierda, no suma para nadie los insultos que se han derivado del resultado de una elección.
Hoy estamos listas y listos para demostrar que sabemos escuchar, participar y verificar la dirección contundente y llena de esperanza que nos brinda una mujer presidenta. Me ilusiona ver su planeación, ejecución e implementación de acciones, no será fácil, pero si ella pudiera leer estas líneas le diría: Claudia Sheinbaum creo en ti, me emociona ver que mi mamá y mis hijas pueden ver que llego la primera mujer presidenta de México y segura estoy que representarás a las mujeres con dignidad y observando que nadie se quede atrás.