• 27 de Abril del 2024

¿Error o falsedad del Hospital de Navarra?

Ilustración hospital España / Facebook/Lola Precipicio

 

 

Alberto Ibarrola Oyón

Hace treinta años, sobre todo en Navarra, con Juan Cruz Alli Aranguren de presidente foral (UPN-PP), triunfaban los movimientos antimilitaristas de la insumisión y la objeción de conciencia. No obstante, no fuimos pocos los que decidimos cumplir con el servicio militar. En mi caso, como joven hacía tiempo que había dejado de pertenecer a ningún tipo de colectivo ni movimiento social. Tras la Caída del Muro de Berlín y del Telón de Acero, me acercaba cada vez más a la Iglesia, y solamente deseaba tener un empleo y sacar tiempo para estudiar, algo que no había podido hacer, aunque ahora sea licenciado en Filología por la UNED Pamplona, que ha recibido en este año del 2023, con María Chivite (PSN-PSOE) como presidenta foral, la Medalla de Oro de Navarra. Corría el año 1993 y el Gobierno de España lo ocupaba el PSOE desde hacía más de una década, por lo tanto, yo estaba convencido de que el país se había modernizado y europeizado. Sin embargo, no era la política mi principal inquietud, porque la literatura hispana me agradaba mucho más. Ahora bien, yo condenaba el terrorismo de ETA entre mis amistades y familiares.

Mi destino fue la Brigada Paracaidista, que en aquellos días tenía encomendada como cuerpo legionario la misión de paz en la Guerra de los Balcanes. No me adapté muy bien, aunque la mili transcurría con cierta normalidad. Todo se me complicó cuando la organización terrorista ETA asesinó a un guardia civil cerca del cuartel donde estaba destinado, en Alcalá de Henares. A partir de ahí, me quedé solo porque soy nacido en Bilbao y mis apellidos son vascos; eran los años de plomo. Por acumulación de faltas leves (ni peleas ni acosos, aunque ya se habían incorporado las mujeres al Ejército y había chicas paracaidistas en nuestra compañía), se inició un proceso penal por el que se solicitaba que pasara de uno a tres meses en Alcalá Meco militar. Sin embargo, solicité la consulta de un psiquiatra y se me concedió. Fui al hospital militar Gómez Ulla de Madrid y un psiquiatra con el grado de capitán, después de escucharme atentamente, exclamó:

  • ¡Tú estás lleno de traumas!

Me eximió de cumplir la pena de cárcel y me diagnosticó un trastorno de la personalidad a causa de un desajuste convivencial familiar previo al ingreso en el Ejército. Por lo tanto, volví a Pamplona/Iruña y mi familia se puso en contacto con el Centro de Salud Mental correspondiente para que siguiera en tratamiento.

Un psiquiatra del Hospital de Navarra partidario de la insumisión a la mili redactó un informe plagado de falsedades que ha condicionado mi tratamiento todo este tiempo de forma muy perjudicial para mi familia y para mí. Se afirmaba en ese informe que en el Ejército se me había ingresado por psicosis. La diferencia entre el trastorno de la personalidad y la psicosis es enormemente significativa porque el primero requiere de una terapia hablada, máxime que según el psiquiatra militar habían sido los traumas su origen, y la psicosis, en cambio, se trata solo con medicación y se la considera una enfermedad mental grave. Y es que el psiquiatra del Hospital de Navarra se había negado tajantemente a escucharme, aunque me sometió a tratamientos prolongados que la ONU ha calificado como torturas.

Treinta años después, gracias a la documentación que me envió la Brigada Paracaidista y que mostré únicamente cuando ETA ya había anunciado el cese definitivo de la lucha armada, he podido demostrar la falsedad de los informes del Hospital de Navarra, mi psiquiatra actual lo ha hecho constar en un informe de rectificación y las jefaturas del Departamento de Salud me han enviado una notificación oficial pidiéndome disculpas. Y el propio consejero de Salud (Geroa Bai) del Gobierno foral me ha enviado una carta reconociendo el error, pidiéndome disculpas y sugiriéndome la posibilidad de que interponga una denuncia. Sin embargo, hay que tener muy en cuenta que litigar en este país es terriblemente caro e incierto.