• 25 de Abril del 2024

Buenos deseos

Calle de la Ciudad de México / Facebook/Claudia Sheinbaum

Desear felicidad podría resultar vano, sin embargo, después de un largo y estropeado camino, bien nos viene desearnos un poco de alegría

 

 

“Nada está perdido si se tiene el valor de proclamar que todo está perdido y hay que empezar de nuevo”.

Julio Cortázar

Después de un largo y extraño trayecto de este 2020, las reflexiones son inevitables. Ha sido un camino en el que el coronavirus ha marcado la pauta para llenar las páginas en blanco. Desde la incertidumbre por una enfermedad desconocida y mortal, pasando por el encono y desolación por tantos enfermos, hasta la absurda realidad por los decesos de miles de personas, son los temas que han llenado las páginas en muchos y variados medios informáticos.

Y esta columna no ha sido la excepción. Reiteradamente la realidad nos ha acorralado en un túnel del que aún no podemos ver la luz. Así, la agenda la ha marcado la plaga moderna más infecciosa que ha llevado a muchos grupos humanos a cuestionarse ciertos valores que parecían inamovibles.

Este espacio, en el que me siento honrado de participar, ha reflejado los sinsabores, pretendidas agudas reflexiones, anécdotas rocambolescas y alguna desaforada pasión. La Historia y su interminable eco que reverbera constantemente en nuestras conciencias, no pudo ser menos que indispensable para la mirada introspectiva y hacerse manifiesta en estas líneas. La crónica con alguna pincelada de ironía -necesaria para la sobrevivencia- y cierto intento de prosa poética no han sido desdeñadas. Algún encono y desacuerdo con el Estado, también ha tenido su espacio sin alguna censura o cortapisa.

Bajo el asedio de la pandemia y desastres sociales, desear felicidad podría resultar vano, sin embargo, después de un largo y estropeado camino, bien nos viene desearnos un poco de alegría, alzar la copa y vaciar algunas cuantas emociones en ella.

Aunque deseamos con fervor pasar la página del 2020, gran parte del comienzo del próximo será en referencia a lo vivido en este ciclo que está por concluir. Las cicatrices y el polvo del ayer son difíciles que pasen desapercibidos: el maquillaje y el plumero no sacuden el pasado. Y bajo un confinamiento inesperado -pero necesario-, las tiendas cerradas, sin regalos por completar, y un caos existencial en el último trecho, nos ha dejado ver nuestra frágil condición humana.

Ante el desorden consumado y un muro de sucesos que han trastocado la realidad, el recuento de daños puede ser una catarsis y un motivo para comenzar un nuevo ciclo. Llenar las páginas vacías de un simple agradecimiento por la vida, la copa con sueños y buenos deseos, podría ser un buen final y un esperanzador comienzo.

Bajo un optimismo que rebasa mi entendimiento, espero con especial entusiasmo un buen comienzo de año y agradezco los favores de la vida, que a veces nos regala sueños, aún ya los demos por perdidos.

Gracias a Paréntesis y Exilio por permitir llenar mis páginas en blanco; gracias lectores por qué sin su lectura, esta página estaría incompleta.