Aldo Fulcanelli
En 1929, el primer ministro de Italia Benito Mussolini y el representante del Papa Pío XI, el cardenal Pietro Gasparri; firmaron los Tratados de Letrán. Dichos acuerdos reconocían la personalidad de la Santa Sede, como un Estado con la capacidad de autogobierno e independencia fiscal.
Los territorios de los llamados Estados Pontificios, invadidos por Italia, serían devueltos y reconocidos, y las relaciones, rotas desde 1870 entre gobierno y la Santa Sede, serían reconstruidas.
Algunas de las características de este Acuerdo fueron las siguientes:
1) El gobierno de Italia proclamaria al catolicismo como su religión oficial.
2) El matrimonio y el divorcio en Italia, adoptarían la norma instaurada por la Iglesia Católica y sus dogmas.
3) Los crucifijos y demás motivos religiosos, volverían a los edificios públicos.
4) En las escuelas públicas y privadas, la religión oficial sería la católica, con plenos derechos de formación ideológica en los infantes.
5) La Santa Sede debería jurar lealtad al Estado de Italia, y evitar inmiscuirse en cuestiones políticas.
6) Se otorgaría indemnización a la Iglesia, por los daños causados por el Estado de Italia.
De tal manera, el clero y el fascismo encabezado por el gobierno autoritario de Benito Mussolini, cerraron su omertá, o pacto de silencio.
La Iglesia tendría su Estado soberano, llamado Estado Vaticano, con plenos poderes y autonomía, lo que en la práctica viene a ser una Monarquía encabezada por un sólo hombre, el Papa, la cabeza de la grey Católica, que además se dice representante de Dios en la tierra, contraviniendo al propio Evangelio.
Por si no fuera poco, el 20 de julio de 1933, el Vaticano firmó un acuerdo con los nazis de características similares, a cambio que la Iglesia fuera reconocida en Alemania.
El silencio sepulcral del Papa Pío XII frente a los horrendos crímenes del régimen Nazi en Europa, se encuentra documentado en libros y crónicas, que dan cuenta de que en uno y otro sentido, la Iglesia prefirió la conservación del statu quo, que el amor al prójimo que dicta el Evangelio.
Los acuerdos entre el clero y los regímenes fascistas y Nazi, marcan un punto de inflexión para advertir la capacidad de la Iglesia Católica para mantener su poder. Dicha habilidad negociadora, llevó al clero a convertirse en una ferrea defensora de los poderes fácticos en el mundo, y aliarse con la mayoría de las dictaduras de los años 70s en América Latina, amén del falangismo de Franco en España; mucho antes.
El poder "inmaculado" de la iglesia sería siempre respetado, y a cambio, el clero tendría que perseguir a los rebeldes y promover su excomunión, para así favorecer el interés de las dictaduras, y como ejemplo, las dictaduras militares de Videla en Argentina, y Pinochet en Chile.
Aunque existieron honrosas excepciones de sacerdotes rebeldes, el mensaje oficial del clero fue respetar a los gobiernos instaurados, sobre todo a los opresores, con quienes promovió los valores favoritos de la Derecha, que son en suma dogmas que como regla general, tienen por objeto que las personas no piensen, ni reaccionen ante la injusticia.
La película "Saló" (1975) del director italiano Pier Paolo Pasolini, denunció el amasiato entre el clero y la dictadura fascista en Italia. En otro contexto, en México, la película "Canoa" (1976) de Felipe Cazals, desnudó la manera despiadada en que algunos clérigos lucraron con el miedo promoviendo la manipulación y el linchamiento. Pero en su libro titulado: "La puta de Babilonia", el escritor Colombiano Fernando Vallejo, también explora los crímenes de odio promovidos por la Iglesia.
La historia da cuenta de la forma en que el clero, ha conspirado sistemáticamente contra las libertades de los pueblos de América Latina, aliándose con las élites para secuestrar y silenciar el principio básico de la doctrina social Cristiana: el amor al prójimo y la consideración.
Cambiaron la bondad por la venta de indulgencias, la dignidad humana por la intriga, por eso Martín Lutero los denunció en el siglo XVI, provocando un auténtico cisma en los centros de poder del clero.
En ninguna parte de la Biblia se menciona la creación de ninguna Monarquía absoluta llamada Vaticano, tampoco la existencia de ningún representante de Dios en la tierra, todo eso son dogmas, dogmas que hoy más que nunca demuestran su caducidad.
La derecha fascista, las élites y el clero, siempre serán aliadas; pues históricamente han buscado lo mismo:
1) La conservación del poder.
3) El sometimiento de las mentes.
4) La doctrina del miedo.
Pero hasta ahora ha quedado demostrado, que el pensamiento humano es más fuerte que los dogmas, que la trascendencia de la dignidad humana, es equiparable a la bondad del Cristo al que la Iglesia prefiere mantener en la cruz, para que le gente no comprenda la maravilla de la libertad, ni el poder que se haya en la memoria.