Aldo Fulcanelli
Para nadie resulta extraño el comportamiento errático del senador Ricardo Monreal. Cuando no fue favorecido por las encuestas en la Ciudad de México, amagó con irse a la oposición, fue entonces cuando negoció el escaño en el senado que ahora detenta, -y que por cierto-, alcanzó por la vía plurinominal; sin votos.
Es innegable que se trata de un político avezado y astuto, que en su tiempo se enfrentó al gobierno de Ernesto Zedillo, y consiguió arrebatarle Zacatecas al priismo tradicional.
No sé discuten ni sus logros, ni sus cartas credenciales, tampoco su cultura y trayectoria académica. A Monreal se le cuestiona su falta de congruencia, el "pragmatismo salvaje" con el que pretende conseguir la nominación presidencial "cueste lo que cueste".
Monreal es un político ligado a Andrés Manuel López Obrador, los anteriores escaños que el senador ha conseguido, han sido a través de la "lista nacional", lo cual significa que llegó en hombros del ahora presidente.
Cuando fue superado por Claudia Sheinbaum en la Ciudad de México, Monreal se dedicó a tejer y aumentar sus lazos con la oposición, operando -por despecho- a favor de quienes ganaron no pocas alcaldías en la capital.
Gracias al talento seductor de Ricardo Monreal, la oposición consiguió ganar 9 alcaldías en la Ciudad de México, pero no se le puede culpar del todo, el experimentado político, únicamente aprovechó la molestia ciudadana generada por el desplome de la Línea 12 del metro.
Fiel a los devaneos con el poder, Monreal incluso fundó su propio partido llamado "Va x México", que aunque carece de representación verdadera, le sirve a su dueño en el afán de establecer alianzas en los municipios y Estados del país.
En su evidente obsesión por alcanzar la candidatura presidencial, Monreal ha establecido una red nacional que tiene por objeto promover su imagen política.
Con ello ha conseguido - incluso-, instalar una parte de su franquicia no nada únicamente en Zacatecas, el Estado que heredó a su parentela, sino también en lugares remotos como Los Cabos, donde logró colocar en puestos de la función pública a personajes sin conexión ni arraigo con el municipio, y donde continuamente; aterriza para seguir encauzando su agenda.
El amor de Monreal por el escaparate público, lo ha convertido en CEO del Senado de la República, al que ha pretendido convertir en una suerte de "sucursal"; al servicio de su operación política.
Los devaneos de Monreal lo distanciaron del presidente, a quien le queda claro que la obsesión del senador por el poder, lo llevó ya muy lejos de su movimiento.
López Obrador no dará un espaldarazo al personaje que en la opinión del periodista Federico Arreola, padece de "Trastorno explosivo intermitente", y pondría en riesgo el eje de sus reformas e ideario político.
Sus propias intenciones han alejado a Monreal de Claudia Sheinbaum, pero lo aproximan a Marcelo Ebrard, con quien mantiene un pacto de no agresión, acuerdo que en caso de ser Sheinbaum la nominada, no servirá para absolutamente nada.
En el oficio de tinieblas que representa la política, Monreal se topó con Layda Sansores, quien ya ha logrado acorralar al senador con evidencias que ha dado a conocer de manera pública. Estas podrían ir en aumento, y derivar incluso en denuncias; escalando el conflicto aún más.
Hoy Ricardo Monreal se encuentra en una encrucijada: no será el candidato de MORENA, tampoco del PAN, mucho menos de un PRI en estado de putrefacción, podría serlo del MC, pero la cercanía con la oposición a la que dijo combatir durante años, lo convertirán en todo caso, en la víctima de su propia ambición.
Monreal, el constructor de su propia franquicia, amante del barroquismo político, podría enfrentar el destino del mítico rey Midas, que deslumbrado por el oro, encontró en sus dones las mayores tragedias.
Hoy Ricardo Monreal, al igual que el minotauro, se encuentra al interior de un inmenso laberinto, el laberinto que el mismo ayudó a construir, y en el cuál; podría quedar para siempre sepultado