• 21 de Noviembre del 2024
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Basta

Facebook Carlos Macías / Efecto

Un día comencé a tomar sin ganas. Entonces supe que necesitaba otra decepción amorosa como la de aquella vez en que le pregunté a Carlos: Tú y yo, ¿qué somos? Y él me respondió, con todo ese amor que le salía por los ojos: Lo que hay.

      Ahorita estoy escuchando a Carlos, pero a otro, apellidado Macías, que es un poeta al que le gusta cantar. No estoy tomando y no niego que al principio dije que daría todo solo por amor*. Me siento un poco mal. No porque arrastre las palabras que más le duelen en lugar de cantarlas, o porque suspire o porque puje suavecito al final de cada estrofa. Me siento un poco mal porque me acaban de poner la vacuna de refuerzo y los bichos, o lo que sea que me hayan inyectado, se están peleando con las cosas de adentro de mi cuerpo. La vacuna que me pusieron fue hecha a partir de una versión modificada del adenovirus de un chimpancé. No se recomienda para las personas con antecedentes de reacción alérgica fuerte a alguno de sus componentes, pero nadie fuera del laboratorio sabe cuáles son esos componentes. Ni siquiera el chimpancé. Lo que sí se sabe es que tiene una efectividad de 63,09% contra la infección sintomática. Me pregunto si han determinado ya su efectividad contra la infección asintomática.

     Esta es la primera vez que le pongo título a un cuento antes de escribir la frase inicial. Normalmente el cuento me dice cómo se quiere llamar, pero me pareció que un título corto podría quedar muy bien dado que el resto es puro cuento. Carlos es un hombre sexi. Tan sexi que nunca se preocupa por parecerlo. Según la RAE, una persona sexi ejerce sobre las demás un atractivo físico que despierta el deseo sexual. En el caso de Carlos, esto es completamente cierto. No sé cuál es la parte de su cuerpo que más me atrae. Podrían ser sus piernas. Sí, son las piernas. Aunque también me gusta su cerebro, especialmente los 690 gr de hemisferio derecho que controlan a su mano izquierda. Una vez quisimos ser amigos y resultó la amistad más corta de la historia. Uno no puede amigarse con un par de piernas como las suyas. Es lo que hay. Carlos, el otro, estaba triste cuando escribió la canción. Decepcionado, más bien. No sé quién era más cobarde, si tu indiferencia o mi resignación*.

     A mí me gusta tomar con ganas, pero no disfruto la sensación ruinosa del sufrimiento. Sufrir es experimentar algo que causa dolor físico o moral; una cosa que puede ser dañina. El verbo sufrir es transitivo, y un verbo transitivo denota un estado o suceso que requiere la intervención de dos participantes o argumentos. Para que uno sufra, el otro debe hacer sufrir. Es una chingadera, pero no tiene caso clavarse en eso porque chingar también es un verbo transitivo y no acabaríamos nunca. Basta. He decidido seguir tomando con ganas. Hacerlo de otro modo sería mentir y el alcohol no es un disfraz, sino una farsa de la percepción que a la cuenta de tres altera el discernimiento, las emociones y la belleza. Las mujeres y los hombres se perciben más bellos a partir de la tercera copa, y esto es mucho más barato que una crema antiarrugas hecha con esperma de ballena o una inyección de botox que, dicho sea de paso, contienen toxinas tremendamente perjudiciales.

     Carlos, el otro, que viéndolo con justicia es un hombre feo de lo más seductor, me va a ayudar con el asunto de las decepciones amorosas. El miedo me hizo desgarrar los sueños y no puedo más*. Él debe seguir sufriendo porque vive de hacer canciones, pero yo no tengo ninguna necesidad. Carlos y yo seguimos siendo lo que hay.

*Basta, Carlos Macías. 

 

 

 

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Twitter: @mldeles

 

De la Autora

He colaborado en el periódico Intolerancia con la columna "A cientos de kilómetros" y en la revista digital Insumisas con el Blog "Cómo te explico". Mis cuentos han sido publicados en las revistas Letras Raras, Almiar, Más Sana y Punto en Línea de la UNAM y antologados en “Basta 100 mujeres contra Violencia de género”, de la UAM Xochimilco y en “Mujeres al borde de un ataque de tinta”, de Duermevela, casa de alteración de hábitos.

He sido finalista del certamen nacional “Acapulco en su Tinta 2013”, ganadora del segundo lugar en el concurso “Mujeres en vida 2014” de la FFyL de la BUAP, obtuve mención narrativa en el “Certamen de Poesía y Narrativa de la Sociedad Argentina de Escritores”, con sede en Zárate, Argentina y ganadora del primer lugar en el “Concurso de Crónica Al Cielo por Asalto 2017” de Fá Editorial.

He participado en los talleres de novela, cuento y creación literaria de la SOGEM y de la Escuela de Escritores del IMACP y en los talleres de apreciación literaria del CCU de la BUAP.