Todo empezó cuando aquella serpiente me trajo una manzana y dijo prueba. Recién conversos a la fe del hombre nuevo. No sabía que la primavera duraba un segundo. Mal y tarde estoy cumpliendo la palabra que te di cuando juré escribirte una canción. Yo quería escribir la canción más hermosa del mundo. Porque una casa sin ti es una embajada, un laberinto sin luz ni vino tinto. Cómo no recordarte hace apenas dos años, cuando eras la princesa de la boca de fresa. Nos matábamos de ganas de vivir. ¡Ay! Carmela, me duelen tus ojos. Ahora que tengo un alma que no tenía. Yo no quiero domingos por la tarde. Sabes mejor que yo que hasta los huesos solo calan los besos que no has dado. Yo no quiero besar tu cicatriz.
Jimena tuvo un sueño el martes que viene. Le canta las mañanitas el Rey David. Ni ángel con alas negras ni flor del precipicio. Dijo hola y adiós, y el portazo sonó como un signo de interrogación. Casi siempre dice lo que piensa y casi nunca piensa como yo. Le di mis noches y mi pan, mi angustia, mi risa a cambio de sus besos y su prisa. Con ella descubrí que hay amores eternos. Tenemos memoria, tenemos amigos, tenemos silencio. Más de cien palabras, más de cien motivos. Si tengo hambre busca en la despensa y me guisa unos besos con arroz. Ella me dio las llaves de la ciudad prohibida. Yo todo lo que tengo, que es nada, se lo di. Me he perdido en Manhattan, he crecido en La Habana. México me atormenta, Buenos Aires me mata, pero siempre hay un tren que desemboca en Madrid.
Nadie vio nunca una sirena tan desnuda en un balcón. Jimena no traiciona por treinta lucas. Siempre tuvo la frente muy alta, la lengua muy larga y la falda muy corta. Le dio por poner un anuncio en la prensa local: abstenerse brutos y obsesos. Y decían que era amor. Las niñas ya no quieren ser princesas. Jimena no deshoja las margaritas por miedo a que le digan todas que sí. Te puedo dar todo, añadía, excepto entusiasmo. También en el infierno llueve sobre mojado. Pero siempre hay un sueño que despierta en Madrid. Y de las majas de Goya, prefiero la misma que tú. Qué voy a hacerle yo si me gusta el whisky sin soda, el sexo sin boda, las penas con pan.
Y sin embargo, cuando duermo sin ti contigo sueño. Peor para el sol, que se mete a las siete en la cuna del mar a roncar. Porque una casa sin ti es una oficina… un éxodo de oscuras golondrinas. Las cosas que me dices cuando callas, los pájaros que anidan en tus manos, el espacio que ocupas en mi alma. El exilio, la dicha, los retratos, la lluvia, el desamparo. Y cuando vuelves hay fiesta en la cocina y baile sin orquesta y ramos de rosas con espinas. Puedo ponerme cursi y decir. Cántame una canción al oído. Y si quieres también puedo ser tu estación y tu tren, tu mal y tu bien, tu pan y tu vino. Acuérdate de mí cuando me olvides, que allí donde no estés iré a buscarte. Porque el amor cuando no muere mata, porque amores que matan nunca mueren.
Si lo que quieres es vivir cien años, no pruebes nunca los licores del placer. Y si protesta el corazón, en la farmacia puedes preguntar: ¿tiene pastillas para no soñar? Sacude el polvo de tu corazón, no esperes a que den las doce; cualquier tiempo pasado fue peor. Ahora que sin saber hemos sabido querernos. En mi casa no hay nada prohibido, pero no vayas a enamorarte. Amor se llama el juego en el que un par de ciegos juegan a hacerse daño. Y no hay lágrimas que valgan. Hay caprichos de amor que una dama no debe tener. Déjate convencer brindando a mi salud con una que yo me sé. Vacúnate contra el azar, haz músculos de cinco a seis. Y si en tus noches falta sal para eso está el televisor. El amor me gusta sin celos, la muerte sin duelos.
Nos tocaba crecer y crecimos, vaya si crecimos. No dormir era más dulce que soñar. Rosa de lima, lengua de gato, bicarbonato de porcelana, dolor de muelas, pan de centeno. Hasta las suelas de mis zapatos te echan de menos. Por el boulevard de los sueños rotos, moja una lágrima antiguas fotos y una canción se burla del miedo. Y el cielo cada vez está más lejos del mar. Acórtate la falda nueva, despiértate al oscurecer, túmbate al sol cuando llueva. Lo bueno de los años es que curan heridas, lo malo de los besos es que crean adicción. Horizontal, seis letras, nombre de dama. Tiene la vida un lánguido argumento que no se acaba nunca de aprender. Sabe a licor y a luna despeinada que no quita la sed.
Canciones:
19 días y 500 noches
Acuérdate de mí
Ahora que
Amor se llama el juego
Amores eternos
¡Ay!, Carmela
Cecilia
Contigo
Cualquier tiempo pasado fue peor
Eva tomando el sol
Inventario
La canción más hermosa del mundo
Leningrado
Más de cien mentiras
No hago otra cosa que pensar en ti
Pastillas para no soñar
Peor para el sol
Pongamos que hablo de Madrid
Por el boulevard de los sueños rotos
Rebajas de enero
Retrato de familia con perrito
Resumiendo
Rosa de Lima
Siete crisantemos
Tiramisú de limón
Yo me bajo en Atocha
Whisky sin soda
------------------------------
Twitter: @mldeles
De la Autora
He colaborado en el periódico Intolerancia con la columna "A cientos de kilómetros" y en la revista digital Insumisas con el Blog "Cómo te explico". Mis cuentos han sido publicados en las revistas Letras Raras, Almiar, Más Sana y Punto en Línea de la UNAM y antologados en “Basta 100 mujeres contra Violencia de género”, de la UAM Xochimilco y en “Mujeres al borde de un ataque de tinta”, de Duermevela, casa de alteración de hábitos.
He sido finalista del certamen nacional “Acapulco en su Tinta 2013”, ganadora del segundo lugar en el concurso “Mujeres en vida 2014” de la FFyL de la BUAP, obtuve mención narrativa en el “Certamen de Poesía y Narrativa de la Sociedad Argentina de Escritores”, con sede en Zárate, Argentina y ganadora del primer lugar en el “Concurso de Crónica Al Cielo por Asalto 2017” de Fá Editorial.
He participado en los talleres de novela, cuento y creación literaria de la SOGEM y de la Escuela de Escritores del IMACP y en los talleres de apreciación literaria del CCU de la BUAP.