• 21 de Noviembre del 2024
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Todas las noches

Cortesía de María Luisa Deles

Anoche soñé contigo. Te veías hermosa y tus carcajadas fueron el escándalo que nos bebimos. Los sueños felices se parecen, ¿sabes?

 

Son como pequeñas obras de teatro, sin mucha lógica, que luego no se pueden recordar. Tenías el cigarro en la mano. Estabas de pie en el bar, que otra vez era el bar, y te habías hecho algo en el cabello. A mi mamá le gustó, qué raro, ¿no? A ella nunca le parece bien lo que nos hacemos en el cabello. Intenté decirte que tus hijos están bien y no me escuchaste. Cuando me levanté a escribir había olvidado casi todo, menos tu risa.

      Apenas ayer te adueñabas de la cocina. El olor a galletas suspendía a la casa en el tiempo, porque desde que llegaste siempre fue Navidad. Hace rato que te busco queriendo encontrar diciembre. Y es que necesito volver a sentir que el calor se mete por las puertas que dejaste cerradas. Tener de fijo sobre la chimenea el pueblito de hojalata con nieve de mentira, limpiar tu colección de caneves a soplidos y sacar la vajilla de los renos a toda hora. Santa ya no viene, ¿tú crees? Alguien le habrá contado que crecimos a golpe de realidad, o ve tú a saber. Uno se va poniendo serio ante las cosas que antes no importaban. Crecer duele mucho.

      Todas las noches, antes de apagar la luz, hay un momento en el que revivo aquella última mañana. Apenas puedes enderezar la espalda y tus manos se aferran a los bordes de una bata en color pastel. Miro tus ojos de maple, cada vez más grandes y menos profundos, y me pides que cuide a tus hijos. Entonces lo sé: ya lo sabes. Acabas de rendirte. Quiero abrazarte, lo juro. Decirte que te amo y que todo va a estar bien, pero no me atrevo. Tengo miedo de romperte y después quebrarme. No sabía lo mucho que me iba a arrepentir. No adiviné que ese segundo, el más largo de mi vida, se iba a convertir en el hubiera que no existe.

      Anoche estuve a punto de contarte que mientras nuestros hijos crecen mi mamá se achica, pero, ¿qué crees? Oscar se murió y no sentí nada. Solo pensé en ti. En la hermanita que se ha ido desdibujando en mi memoria, donde ya tampoco habita la niña que fui. Dejé de escuchar nuestras voces tipludas. Perdí el verano de la varicela, los buñuelos que estirábamos sobre las rodillas y el día en que nos tomaron la foto en los columpios. Ahora que estoy lejos, vuelvo y nos busco en los rincones de la casa. No estamos ahí para oler las gardenias en tu buró, pero yo les encontré un nuevo lugar: me tatué una debajo de la nuca para poder llevarte a todas partes.

      ¿Has visto a Carmen? ¿Todavía te cae gorda mi abuela? Diles que también me acuerdo mucho de ellas. Aquí acaban de subir a Prime dos series de Isabel Allende que no te puedes perder. En una explican que ella empezó su primera novela con una carta al abuelo moribundo. Es cierto, escribir es una forma de sanar. En blanco y negro las palabras me transforman en otro yo que sí se atreve a hablar de lo prohibido. Todavía lloro por ti. Me cuesta nombrarte sin que los ojos se me llenen de agua. Y es que Jimena y tus hijos tienen tantas cosas tuyas, que es imposible dejar de reconocerte en ellos.  

      El Nene sigue enojado porque te fuiste. Ya no vive en el bar y hace un año que dejamos de hablar de ti, pero sé que todos los días te piensa. Algo se le quedó atorado. Un algo que tal vez nunca sabremos. Mi mamá ya quiere dejarte ir. Dice que no podemos tenerte encerrada en una caja sobre la chimenea. ¿Dónde querrías estar? A mí, eso de volarte en un campito con flores no me convence. ¿Cómo te voy a dejar el cigarro que siempre procuro que tengas? Además, ya casi se van a graduar tus hijos. Los dos al mismo tiempo. Me gustaría poder decirte a la cara que cumplí la promesa que te hice. No sé, tú decide. Yo mientras te sigo escribiendo.

 

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Twitter: @mldeles

 

De la Autora

He colaborado en el periódico Intolerancia con la columna "A cientos de kilómetros" y en la revista digital Insumisas con el Blog "Cómo te explico". Mis cuentos han sido publicados en las revistas Letras Raras, Almiar, Más Sana y Punto en Línea de la UNAM y antologados en “Basta 100 mujeres contra Violencia de género”, de la UAM Xochimilco y en “Mujeres al borde de un ataque de tinta”, de Duermevela, casa de alteración de hábitos.

He sido finalista del certamen nacional “Acapulco en su Tinta 2013”, ganadora del segundo lugar en el concurso “Mujeres en vida 2014” de la FFyL de la BUAP, obtuve mención narrativa en el “Certamen de Poesía y Narrativa de la Sociedad Argentina de Escritores”, con sede en Zárate, Argentina y ganadora del primer lugar en el “Concurso de Crónica Al Cielo por Asalto 2017” de Fá Editorial.

He participado en los talleres de novela, cuento y creación literaria de la SOGEM y de la Escuela de Escritores del IMACP y en los talleres de apreciación literaria del CCU de la BUAP.