• 28 de Marzo del 2024
TGP

Detrás de las cortinas

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Roberta tenía los ojos más grandes que la boca y la lengua más larga que las piernas.

 

     Sus padres se habían casado en Guanajuato, pero se fueron a vivir a Aguascalientes antes de que ella naciera. Así que Roberta era ojona, chaparra e hidrocálida. Tener la boca pequeña no le importaba, excepto cuando se metía el hueso del mango para arrancarle la carne. Por lo demás, su vida era casi normal. De grande quería ser comentarista de deportes en un canal de televisión. Iba a misa los domingos y rezaba antes de dormir. También le gustaba formar palabras con las letritas de la sopa de pasta que le hacía su mamá, pintarse los párpados con glitter y espiar a los vecinos.    

     Roberta no tenía un estilo musical definido. Lo mismo escuchaba al Buky que a Enrique Iglesias, a la Sonora Margarita o a Il Divo. Luego supo que Carlos Marín había muerto en el Reino Unido por culpa del coronavirus y le cambió a Tokyo Rising para evitar el contagio. Lo de la música le venía de familia. Su mamá tocaba el tololoche en el coro de la parroquia y su papá era cantante en un trío. Roberta siempre escuchaba canciones en su celular. Las oía cuando trapeaba el piso, cuando lavaba los trastes y mientras iba en el camión que la dejaba en la escuela. A veces volvía temprano y no encontraba a nadie en la casa. Entonces cogía un mango en la cocina y se sentaba en el sillón de la sala. Después abría un huequito entre las cortinas y se ponía a espiar a los vecinos.

     Roberta leía las revistas que dejaban en la estética de su tía. En las tardes la ayudaba a barrer los cabellos de las clientas y entre una y otra se enteraba de los chismes. Así supo que Jacky Bracamontes celebró el cumpleaños de su hija por adelantado, que Belinda y Nodal se pusieron los cuernos muchas veces y que la serie de Vicente Fernández no tenía autorización de doña Cuquita. Con las propinas que le daban compraba la revista “Tú”, botecitos de chocolate y un cuartito de anís, que se bebía a sorbitos antes de apagar la luz de su recámara cuando no podía dormir. Roberta soñaba con un vestido blanco que iba a usar en su boda con Andrés, un chavo de la escuela que jugaba de delantero en el equipo de fut.

     Roberta estaba espiando por las cortinas cuando llegó un coche gris a estacionarse en la casa de enfrente. Corrió a la cocina por un mango, sacó sus botecitos de chocolate y regresó a sentarse en el sillón de la sala. Abrió despacito una rendija y se asomó con uno solo de sus ojos grandes. Vio a la vecina salir a la puerta con una falda cortita y el pelo rubio suelto sobre los hombros. Roberta supo que estaba contenta porque se reía y saludaba con la mano, aunque el hombre del coche de demoraba recogiendo una cosa debajo del asiento. Era un estuche negro como el de la guitarra que tenía su papá. Roberta se paró sobre el sillón con sus piernas cortas y abrió las cortinas otro poco. El coche gris se fue y atrás de él se quedó la vecina, besándose con su papá.

     Desde ese día, a Roberta ya no le gusta espiar a los vecinos.

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Twitter: @mldeles

 

De la Autora

He colaborado en el periódico Intolerancia con la columna "A cientos de kilómetros" y en la revista digital Insumisas con el Blog "Cómo te explico". Mis cuentos han sido publicados en las revistas Letras Raras, Almiar, Más Sana y Punto en Línea de la UNAM y antologados en “Basta 100 mujeres contra Violencia de género”, de la UAM Xochimilco y en “Mujeres al borde de un ataque de tinta”, de Duermevela, casa de alteración de hábitos.

He sido finalista del certamen nacional “Acapulco en su Tinta 2013”, ganadora del segundo lugar en el concurso “Mujeres en vida 2014” de la FFyL de la BUAP, obtuve mención narrativa en el “Certamen de Poesía y Narrativa de la Sociedad Argentina de Escritores”, con sede en Zárate, Argentina y ganadora del primer lugar en el “Concurso de Crónica Al Cielo por Asalto 2017” de Fá Editorial.

He participado en los talleres de novela, cuento y creación literaria de la SOGEM y de la Escuela de Escritores del IMACP y en los talleres de apreciación literaria del CCU de la BUAP.