No sólo por pertenecer a la estructura del gabinete goza de un halo de protección de la cuatroté. A pesar de haber pertenecido, al PAN por más de 30 años y ser uno de los integrantes del partido en el poder que impidió el triunfo de Andrés Manuel López Obrador, en 2006 frente a Felipe Calderón Hinojosa. Aunque ahora, sus movimientos son permitidos hasta en Morena.
Espino Barrientos anunció su registro “como aspirante a gobernador de nuestro querido estado (Durango) por Morena”. El expanista tendrá que sortear un doble proceso de elección, primero con el registro y luego pasar a la siguiente etapa en la que habrá dos hombres y dos mujeres y pasarán al proceso de encuesta, de ahí saldrá el candidato; sin embargo, al interior de Morena, sus impulsores generan la percepción de que se trata del aspirante “oficial”, por salir de las filas del gabinete de la cuatroté.
Sin embargo, no es lo mismo ser una figura mediática gracias a su presencia en el gabinete y a su pasado panista que contender por un cargo público. Someterse a las reglas del partido y tener contendientes con más antigüedad y trabajo en Morena.
Ahora, Manuel Espino tiene que medir fuerzas internas contra la senadora Margarita Valdez, quien hasta el momento ya descartó acompañar una posible candidatura del expanista, si ella no sale triunfadora. También tiene enfrente al senador Gonzalo Yáñez, según en las encuestas va a la cabeza entre los personajes más conocidos; a la presidenta municipal de Gómez Palacio, Marina Vitela, al senador José Ramón Enríquez Herrera y la diputada federal Maribel Aguilera.
No se trata de un round de sombra para Espino Barrientos siempre y cuando la comisión nacional de Encuestas de Morena a cargo de Pedro Miguel, Rogelio Valdespino e Ivonne Cisneros no sólo ofrezcan un piso parejo sino eviten la percepción de opacidad en los resultados obtenidos para lograr una candidatura sólida y pueda llamar a la unidad sin menoscabo.
Aun así, el papel que jugó Manuel Espino en la elección de 2006 fue de puente entre el PRI y el PAN para mantener el poder del blanquiazul. De acuerdo con el libro “La mafia nos robó la presidencia”, se indica que “Espino habla con mucha familiaridad del apoyo que, desde antes del 2 de julio, le venían dando a la derecha los gobernadores del PRI de Durango entre otros estados”.
Es el pasado panista de Espino lo que le trae negativos entre los morenistas que, ahora con la aspiración a un cargo público, sale a relucir esa nueva faceta de político con resabios conservadores que son contrarios a los conceptos de Morena.
Espino es el ejemplo de los neo-obradoristas. Busca un cargo pese a una nimia militancia y a que el tiempo borre su pasado panista.