El pasado represor del exprocurador de Oaxaca, Evencio Nicolás Martínez y del ex jefe policiaco Pedro Hernández Hernández, los persigue como una pesadilla repetida. La ficha roja fue girada para su localización y detención por su participación en el caso de tortura y desaparición forzada de los integrantes del Ejército Popular Revolucionario (EPR), Gabriel Alberto Cruz Sánchez y Edmundo Reyes Amaya hace 13 años.
Evencio Nicolás y Pedro Hernández se encuentran prófugos. Pero en su momento de excesos se movían con la mano protectora del exgobernador priista Ulise Ruiz Ortiz. La pinza está a unos milímiteros de cerrarse. Ellos son señalados como los responsables de la desaparición forzada de los eperristas y el exgobernador lo supo desde el principio.
Sin embargo, el caso es muy claro, en la adminitración de Ulises Ruiz se recurrió a la prácticas del priismo represor de los años 70. De acuerdo con testimonios y evidencias documentales a la una de la mañana del 25 de mayo de 2007, arribó el comandante Pedro Hernández Hernández a las oficinas de la policía Ministerial, en donde también se encontraban las instalaciones de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Oaxaca acompañado del director de la Policía Ministerial, Daniel Camarena Flores; Juan José Ramírez (quien era el segundo al mando del Comandante Pedro); el encargado del Grupo de Robos, Abel Adán Morales López; Francisco Pascual Cervantes(quien le decían El Garapiñado; Dámaso Santiago Peralta alias El Tomadoy Samuel Alonso Lechuga Graniel alias El Chicharrón.
Dichas autoridades policiales llevaron a los detenidos que iban esposados y custodiados, los cuales fueron ingresados por el Comandante Pedro a los separos sin autorización de comandante Gutiérrez Corro quien estaba de guardia. Ahí ambos se hicieron de palabras. De inmediato el comandante Corro se levantó de su lugar, se dirigió hacia los separos y le exigió al comandante Pedro el oficio para meter a los detenidos; sin embargo, éste último le contestó que era orden del Procurador. Ahí comenzó la confusión y el abuso de autoridad por parte del comandante Pedro Hernández.
El incidente entre el comandante Pedro Hernández y Gutiérrez Corro quedó reportado en el libro de registro de detenidos. Esa era una de las pruebas fundamentales. Aunque para abril de 2008 dicho libro había desaparecido del archivo de la procuraduría.
Por ello es que Pedro Hernández es la pieza clave para esclarecer los momentos en los que se vio por última vez a Cruz Sánchez y Reyes Amaya. A los detenidos los sometió y los maltrató. Por ello es que su detención debe ser el elemento crucial para escalrecer su actuar y confirmar los excesos policiales avalados por Ulises Ruiz.
De acuerdo con las versiones de testigos oculares y las investigaciones el encargado del hotel “El Árbol” comentó que unos militares entraron a detener a unas personas que tenían armas en su cuarto. Para el 26 de mayo el gobernador Ulises Ruiz ya tenía información de que habían sido detenidos miembros destacados del EPR. Así tanto la procuraduría local encabezada por Evencio Nicolás y efectivos del Ejército hacían trabajo de contraespionaje tras la detención. Y Pedro Hernández se convirtió en el verdugo de los eperristas y un represor en fuga.