• 12 de Diciembre del 2024
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Naranja partida

 

 

Israel Mendoza Pérez

@imendozape

El choque al interior de Movimiento Ciudadano y la intriga por parte del presidente Andrés Manuel López Obrador, deriva de una vieja rencilla con el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro. El llevar al partido naranja a una confrontación en las filas del partido de Dante Delgado Rannauro redunda en beneficios para Morena rumbo a 2024.

A final de cuentas, subir al encordado electoral a dos bloques es más fácil para confrontar a los integrantes del Frente Amplio por México. Y generar una división en Movimiento Ciudadano, a través de los gobernadores Samuel García y Enrique Alfaro es la estrategia y la construcción de la narrativa de que no se requieren más partidos ni más opciones políticas.

El expresar su apoyo al gobernador Samuel García y hablar bien de la conducción del partido naranja desactiva al gobernador Enrique Alfaro, pues con él hay un choque abierto desde antes de ser mandatario de Jalisco y posteriormente al pertenecer al bloque llamado Alianza Federalista.

Después de la derrota en 2012, López Obrador tomó la decisión de formar Morena —proyecto ideado por Dante Delgado seis años antes— en ese momento, el llamado presidente “legítimo” se reunió con Alfaro e intentó convencerlo de botar a Movimiento Ciudadano y sumar su capital al nuevo proyecto llamado Morena.

Sin embargo, en ese momento, Alfaro le respondió que era un error pretender desintegrar a Movimiento Ciudadano después de que se había convertido en un incondicional de los intereses político-electorales de López Obrador en tres elecciones y que, por el contrario, debía fortalecer a los aliados para el proceso de 2018; la discusión se tornó compleja y el presidente —acostumbrado a no recibir un no— lo acorraló y le dijo, según testigos del encuentro: “No, Enrique, conmigo o con Movimiento Ciudadano”.

Desde ese momento, Enrique Alfaro se convirtió en un personaje incómodo. Ahora, el presidente encontró el resquicio ideal para dañar a Movimiento Ciudadano y mantenerlo en un perfil bajo y marcar a división y favoritismos desde Palacio Nacional.

En el fondo, el partido naranja y su dirigente eterno, Dante Delgado, se equivocan en su estrategia purista donde argumenta que para que lleguen a la presidencia y sean la tercera vía, tienen que ir solos. A final de cuentas, emece no tiene ni ha permitido que crezcan liderazgos y lo criticable, incluso en su interior es que el partido tiene una ruta política electoral que responde a los estigmas e intereses de su dirigente nacional y eso es lo que acusa Enrique Alfaro, y ese espacio es el que encontró el Presidente para empujar la desestabilización interna y poner al partido en la disyuntiva de ser independientes o convertirse en partido inmoral.

La fuerza de los gobernadores, Enrique Alfaro, de Jalisco y Samuel García, de Nuevo León, es aprovechadas para tensar la vida interna de Movimiento Ciudadano. Situación que presiona a Dante Delgado. López Obrador conoce los gustos y fobias de Dante Delgado y ya logró sembrar la intriga al interior de su partido y obligar a que los movimientos sean más calculados, pues el partido naranja y su dirigente ya entraron al juego de su exaliado.