• 29 de Abril del 2024

El juicio escabroso

 

Los cálculos en Palacio Nacional fallaron. El juicio se transformó en una pasarela de criminales que acusaron sin pruebas tangibles

 

 

Israel Mendoza Pérez

 

@imendozape

 

El juicio en contra del exsecretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, no se convirtió en la mecha esperada por el presidente Andrés Manuel López Obrador para incendiar al excolaborador de Felipe Calderón y a todo el sexenio antepasado.

Los cálculos en Palacio Nacional fallaron. El juicio se transformó en una pasarela de criminales que acusaron sin pruebas tangibles, la corrupción e impunidad durante los sexenios panistas. Eso dio al traste con la estrategia de la cuatroté de volcar el caso en caja de resonancia esperada y utilizada para el último tramo del sexenio.

Incluso, la estrategia era extraer el mayor provecho político y exhibir a la oposición. Al iniciar el juicio en contra de García Luna, el presidente Andrés Manuel López Obrador no tardó en aprovecharse de la situación para beneficiarse y, al mismo tiempo, golpear a sus adversarios, especialmente al expresidente Felipe Calderón, a quien acusa de robarle la elección de 2006.

Lo que no logró el presidente a la mitad de su sexenio de llevar a juicio a los expresidentes, el caso García Luna le dio una oportunidad de aprovechar el proceso para criticar a su enemigo histórico y a la oposición. Al pasar los días, el caso no arrojó pruebas contundentes. El escándalo se quedó en una llamarada no en el incendio esperado sobre la pradera panista.

Habló de él en sus mañaneras e incluso se comprometió a informar desde ese espacio sobre la evolución del caso, sin embargo, la falta de pruebas para sustentar las acusaciones en contra de García Luna apagaron la hornilla.

Aunque el juicio está a unas horas de concluir, si llegan a encontrar al exsecretario de seguridad culpable en la Corte Brooklyn, será la bandera lopezobradorista para sustentar su lucha anticorrupción y confirmar la existencia de un narcogobierno que doblegó al poder político. Pero no saldrán las grandes revelaciones y la red de corrupción sobre las élite del gobierno.

Después de 26 días de proceso, la falta de pruebas concretas y el uso excesivo de testigos criminales por parte del Departamento de Justicia de los Estados Unidos complica la posibilidad de sustentar las acusaciones hechas en contra del exfuncionario. Además, la negativa de García Luna de defenderse evita que con alguna declaración pudieran vincularlo con lo dicho por los testigos. Además, al no haber pruebas concretas, más allá de los alegatos verbales, no confirma ni niega nada. El exsuperpolicía buscará un papel de colaborador con las autoridades de Estados Unidos, con lo cual eventualmente podría incluso obtener una nueva identidad y evitaría regresar a México, en donde la justicia está muy politizada y se buscaría hacer un ejemplo de él como el trofeo de la corrupción.

Aunque, sin importar el resultado del juicio, la imagen de México, en donde las autoridades del más alto nivel se coludieron con el crimen organizado; así como del sistema de justicia, donde la impunidad es la constante, queda deteriorada. Estados Unidos se encargó de armar un tinglado de escándalos sin solidez, sobre el país, pero eso lo festeja Morena y el propio gobierno.