Israel Mendoza Pérez
@imendozape
La lejanía del papa Francisco con México está marcada por el enrarecimiento político de la cuatroté para promover una visita formal al país y por el asesinato —sin aclarar desde hace ocho meses— de los sacerdotes jesuitas Javier Campos Morales y Joaquín Mora Salazar, al interior de un templo en la comunidad de Cerocahui, Chihuahua.
Desde su llegada al país, en octubre de 2022, el nuncio apostólico Joseph Spiteri no ha recibido una carta formal por parte del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, para que el papa Francisco visite México en su calidad de representante de la Iglesia Católica.
Aunque el presidente López Obrador afirmó, a finales de diciembre de 2022, que envió la invitación al papa Francisco, para que visite el país, a través del cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano”. Se quedó en una declaración más. Al parecer no hay documento oficial de invitación.
Y es que, la propia la Coordinación General de Política y Gobierno de la Presidencia de la República, a través de una solicitud de información confirmó que no existe una carta o documento enviado al cardenal Pietro Parolin y al nuncio Joseph Spiteri, entre 2022 y los que va de este año: “se realizó una búsqueda exhaustiva y razonable con —criterio amplio— en los archivos que la conforman sin encontrar documentos ni elemento alguno que permita advertir o suponer que la misma obró en los archivos de esta unidad.
Sin la formalidad de un documento enviado al Sumo Pontífice, la visita a México está por demás perdida. A este componente se agrega que los sacerdotes Javier Campos y Joaquín Mora, pertenecen a la misma orden religiosa que el Papa Francisco, este detalle es un síntoma de la solidaridad con los Jesuitas en México. Ya que llevar a cabo una visita es legitimar la inseguridad en la que se encuentra sumido el país y por añadidura tolerar que se le dé carpetazo a este caso.
En 2019, López Obrador solicitó al papa Francisco, que pida perdón a los pueblos originarios de México por los abusos cometidos durante la Conquista del país, hace 500 años. De esta manera, la relación con el Vaticano es débil.
Además, la propia historia del presidente Andrés Manuel López Obrador con la figura papal no es la mejor. Cuando era jefe de Gobierno del DF, en 2005, criticó a los medios por darle más cobertura al estado grave y eventual muerte de Juan Pablo II que al proceso del desafuero en su contra. “Fueron horas y horas de comentarios sobre el Papa, de reportajes sobre el Papa, se repitieron”, incluso comparó la cobertura como como si fuese futbol y le puso 3-1.
Con estos antecedentes, la visita del Papa, puede esperar, ya que en este sexenio se han exacerbado más las diferencias que las coincidencias diplomáticas con el Vicario de Cristo.
La búsqueda de una carta o documento alcanzó hasta la cancillería, al solicitar carta o documento reciente para visita del Papa, la respuesta fue que “con fecha del 11 de abril de 2022, con la que se confirma la participación del Secretario de Relaciones Exteriores (SRE), Marcelo Ebrard, en el acto académico que se celebró el 26 de abril, en el Palacio de la Escuela de Medicina de la UNAM, con la presencia del Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado de la Santa Sede”.
Y otra más en la que señala: “con fecha del 23 de noviembre de 2022, mediante la cual se comunica que el 6 de diciembre el Canciller podría recibir a monseñor Joseph Spiteri, a las 10:45”.
Sin embargo, la posibilidad de que el papa Francisco acuda a México se aleja, las relaciones diplomáticas son estables, pero la Santa Sede al parecer no está interesada en el humanismo de la cuatroté.
