Ya se le acercaron, exdirigentes y exgobernadores y la coincidencia es unánime: el partido debe renovarse. Sus escándalos recientes —aunque algunos son sembrados desde el poder— exhiben los excesos de una clase política que va de salida.
“Alito” tiene denuncias que comienzan a tener un alto costo para el partido tricolor y un desgaste frente a simpatizantes y electores. Existe una denuncia ante el INAI, por el presunto “robo” de 5 millones, sesenta y cuatro mil 615 datos personales sustraídos del Registro Federal de Electores por parte del PRI y del INE. Justo en el este periodo de Moreno Cárdenas.
Ante la Fiscalía de Delitos Electorales (Fede) quedó integrada en la carpeta de investigación la denuncia número CI/FEPADE/0000595/19. En ella, están documentadas la serie de anomalías en la que incurrió el dirigente priista dentro del mismo partido.
Con esta imagen, Moreno Cárdenas se convierte en el personaje más debilitado de la clase política actual. Y en este momento, su dirigencia no representa una alternativa ni al interior de su partido ni hacia afuera. Por ello es que Morena, principalmente, aprovecha el show político para colgarse de él y exponer que no son como los tradicionales, integrantes de la clase política.
Los exgobernadores piden “por el bien del partido, considerar una pronta renovación de la dirigencia actual”. A final de cuentas en esencia, la vida política del país debe cambiar, tiene que avanzar, la gente tiene que encontrar alternativas políticas y Moreno Cárdenas nunca ha ofrecido una alternativa ni una política fresca. En 2018, cuando ganó Morena, el sistema de partidos como se conocía cambió, pero el PRI no lo entendió y la dirigencia de Moreno Cárdenas se aferró a un modelo viejo y ahora es víctima de esa forma de hacer política a la antigua. Sin propuesta ni renovación.
El PRI-AN no debió ser una respuesta, a un partido aplanadora que subssiste porque tiene un nicho focalizado ni mucho menos, si se vincula con las ruinas del PRD. La gente ya no comulga con esos partidos políticos, por ello, los resultados del 5 de junio y la exhibida que le dio el partido en el poder a Moreno Cárdenas.
En el PRI de Moreno Cárdenas domina la improvisación, el pragmatismo y la nula autocrítica. El exgobernador de Campeche perdió el control del partido desde que llegó a la dirigencia y bajo el pragmatismo laissez faire, laissez passer, permitió que se vieran a los priistas más reacios a tratar de rescatar al PRI en algunos distritos electorales, mientras otros simplemente dejaron pasar el cayuco completo en la época electoral.
El priista es el rival más débil. Sus fechorías tienen consecuencias y están a la vista. Se convirtió en el eslabón débil de la Alianza Va por México. El revolucionario institucional se encuentra a un paso del quiebre total. Las señales están a la vista y las voces que piden una renovación tiene que pasar a la acción antes de convertirse sólo en gritos ahogados.