En la actualidad, la presencia de Alejandro Moreno Cárdenas al frente del PRI es el punto de tensión al interior ya que, en menos de un año, el partido tricolor entrará en dos nuevos procesos electorales muy competitivos: Coahuila y Estado de México.
La dirigencia de Moreno Cárdenas se convirtió en un punto de inflexión adverso. Las derrotas electorales se pagan y al mismo tiempo se debe mantener abierta la puerta a la Alianza va por México. Aunque ello implique una distorsión ideológica de los tres partidos. Ya que tanto la existencia del PAN como la del PRD se sustentó por varias décadas, en terminar con la hegemonía política electoral del llamado partido aplanadora.
Desde el año 2000, cuando Vicente Fox le dio pie a la alternancia en el poder comenzaron a sacudir a las dirigencias del PRI, principalmente, y luego PRD según la gravedad de los daños electorales. Y los dirigentes dejaban el cargo.
Ahora, Moreno Cárdenas se atrinchera en sus oficinas de Insurgentes centro y desde ahí atiende reuniones oficiales y extraoficiales que lo llaman a reflexionar sobre la viabilidad de su permanencia. Al parecer, la jugada maestra más comentada por los cercanos al CEN priista son que Moreno Cárdenas deje el despacho de presidente del tricolor y la otra es reforzar la coalición de la que forman parte, Va por México, para mantener los dos estados que estarán en juego en 2023.
Después del 4-2 del 5 de junio pasado, Va por México no disfraza el pragmatismo que la envuelve. Y en esa lógica Moreno Cárdenas va sin causas ni objetivos priistas. En este momento, los partidos que integran la alianza comienzan a extraviar la brújula de los temas que le interesan a la ciudadanía, debido a que traducen triunfo electoral en retomar el camino hacia ser un partido de grandes alcances.
Sin embargo, no han metido en su ecuación las causas ciudadanas y a las organizaciones de la sociedad civil. Se han quedado en el ámbito pragmático partidista y eso no da buenos resultados. El futuro de los candidatos es que tengan el menor sello político y más voluntad y trabajo dentro de la sociedad civil.
Este es un punto dejado a la deriva por Moreno Cárdenas, le apuesta al viejo modelo de partidos con militantes y sin ciudadanos. Esa es la parte central en la que los partidos aliados no encuentran la fórmula. Van por triunfos y no por la propuesta.
Y es que, hasta el momento no hay un mensaje claro de que los adversarios históricos de ayer ahora los une el interés colectivo por evitar visos de una figura política como Morena que comienza a vivir el tiempo de ser un nuevo partido aplanadora. La oposición requiere una propuesta uniforme y en este momento en el PRI, Moreno Cárdenas no quiere dar un nuevo paso y el partido se encuentra con una severa estocada.