• 12 de Diciembre del 2024
×

Advertencia

JUser: :_load: No se ha podido cargar al usuario con 'ID': 701
JUser: :_load: No se ha podido cargar al usuario con 'ID': 691
JUser: :_load: No se ha podido cargar al usuario con 'ID': 694

Entrevista al extraterrestre, de Lawrence Spencer, ¿De qué va?

 

Juan Norberto Lerma

Entrevista al extraterrestre, es un texto en el que el autor Lawrence Spencer presenta una comunicación que Matilda O'Donnell MacElroy sostuvo con un ser que, según ella, capturó el ejército norteamericano en 1947, en Roswell, Nuevo México, en un suceso conocido como el Caso Roswell.

Aunque no es un libro de literatura, Entrevista al extraterrestre mantiene al lector entretenido durante varias horas. A lo largo de 16 capítulos, se relatan batallas espaciales, las esporádicas incursiones de seres de otros planetas en la Tierra y se pretende dar respuesta a la pregunta de cuál es la finalidad de la existencia de los seres humanos. El autor explica que una mujer llamada Matilda O'Donnell MacElroy le proporcionó los documentos con las respuestas del alien, y que él los publicó tal cual se los entregaron, sin añadir ni quitar nada.

En 1947, en Roswell, Nuevo México, los habitantes del poblado reportaron que un artefacto que volaba a gran velocidad se había desplomado. De inmediato, personal del ejército norteamericano se presentó en el lugar, recogió los pedazos de una nave extraterrestre y capturó vivo a un ser proveniente de otro planeta.

En 1947, Matilda O'Donnell era una enfermera del ejército y estuvo en el lugar en el que según ella cayó una nave extraterrestre. Vio a la criatura herida, intentó ayudarla, y en el instante en que se acercó a ella sintió que una imagen le llegó a su mente. Ella comentó que tenía contacto telepático con el alien y sus superiores le ordenaron que sometiera a un interrogatorio a la criatura.

Los militares de Estados Unidos llevaron al extraterrestre a una base secreta y en un lugar especial encerraron a la criatura y a Matilda O'Donnell. El alien se negó a responder las preguntas de los militares, sin embargo, contestó las que la mujer hizo por su propia cuenta y riesgo. En el texto original, Matilda O'Donnell llama indistintamente al alien “él” o “ella” y la criatura le dice que en su civilización la conocen como Airl. El ser le explicó a la mujer que vino a la Tierra para medir los niveles de radioactividad que había en la zona de Roswell y que una descarga eléctrica golpeó su nave y la derribó. En el accidente murieron varios seres y la nave quedó destrozada.

El alien medía aproximadamente un metro de altura, su cabeza era muy grande y sus piernas y pies eran delgados. En las manos tenía tres dedos prensiles y también en los pies. No tenía nariz, boca ni orejas, porque en el espacio no se requieren, pero los ojos eran muy grandes. Según Matilda O'Donnell MacElroy el cuerpo del ser no necesitaba oxígeno, comida, agua ni ningún tipo de ambiente especial, porque tenía una fuente de energía propia.

La criatura explicó que su cuerpo no era ni mecánico ni biológico, sino una especie de artefacto construido con fibras nerviosas eléctricas, que se sintoniza con su verdadero ser que está en otro planeta o en alguna estación espacial. El cuerpo del alienígena era como una extensión de un ser principal, que estaba a millones de kilómetros de distancia.

El alien dice que pertenece a una civilización muy antigua y poderosa a la que llama El Dominio. La capacidad armamentística de ese pueblo llamado El Dominio es inmensa y muy destructiva. La criatura le dice a Matilda O'Donnell que sus superiores no enviarán a nadie a la Tierra para rescatarla, porque en realidad su cuerpo es un objeto que se utiliza sólo en el terreno físico y que no es un ser vivo, como los que los humanos conocemos.

El alienígena explica que la intención de El Dominio es preservar sus propiedades y que la Tierra está dentro de las regiones que ellos controlan. Según la criatura, el poder militar de los terrícolas es primitivo, pero a pesar de lo reducido que es, comparado con el de las otras civilizaciones planetarias, son capaces de destruir el planeta. Según la criatura, El Dominio no tiene ningún interés en la raza humana, sino que lo que busca es preservar su territorio, es decir, la Tierra.

El grupo llamado El Dominio es el más poderoso de cuantos existen en el universo, y también es el que posee más sabiduría, cultura y riqueza. En algunos planetas hay vida inteligente, pero la civilización de El Dominio es la más numerosa y la que más poder tiene. El Dominio tiene bajo su control a cientos de galaxias, soles, lunas, y su misión es expandir su poder y cuidar sus recursos.

A los pocos días de haber capturado al alien, los militares norteamericanos también quisieron comunicarse con el extraterrestre y no depender de lo que interpretara Matilda O'Donnell en sus comunicaciones telepáticas. Le ordenan que le pida al ser que aprenda el idioma inglés y la criatura acepta. Cuando ya sabe leer le dan libros para que conozca la historia de la raza humana.

Según Matilda O'Donnell, los libros que más le interesaron y disfrutó el alien fueron Alicia en el país de las maravillas, Don Quijote de La Mancha y Las Mil y Una Noches. La criatura dijo que en esos libros los autores muestran que es más importante tener un gran espíritu y una imaginación sólida, que tener habilidad o poder. Otros libros que disfrutó el extraterrestre fueron Las aventuras de Huckleberry Finn, Los viajes de Gulliver, Peter pan, y La Leyenda del Jinete sin Cabeza.

Cuando el alienígena ha leído decenas de libros y puede expresarse en idioma inglés, le cuenta a Matilda O'Donnell MacElroy que pertenece a una fuerza expedicionaria que tiene a su cargo la zona del espacio en la que se encuentra la Tierra. El grupo de El Dominio, o por lo menos esta criatura, no ha tenido contacto con los seres humanos desde el año 5965 antes de Cristo. La criatura le explica que no es su función principal interactuar con los seres humanos, porque dentro de El Dominio tiene un cargo de oficial, es piloto e ingeniero. Nunca antes había estado expuesto al idioma inglés y el último idioma terrestre que conoció fue el sánscrito.

En aquellos años, el alienígena era parte de una misión que buscaba a una partida de exploradores extraterrestres que instalaron una base en el Himalaya. En algún momento ese grupo desapareció y la base fue destruida. El alienígena dice que hace millones de años fue instruido como investigador y evaluador de datos de un programa para El Dominio y que como era experto en esa tecnología lo enviaron a la Tierra a buscar a sus compañeros. Muchos de los seres humanos de ese tiempo vieron sus naves espaciales y las llamaron vimanas.

El extraterrestre le cuenta a Matilda O'Donnell MacElroy que en esa exploración descubrieron que aún existían en la Tierra naves y bases de lo que llama El Viejo Imperio, que son a las que combate y destruye El Dominio. El Viejo Imperio y El Dominio son dos civilizaciones que se han enfrentado durante mucho tiempo, a la larga, El Dominio consiguió derrotar al Viejo Imperio, pero sobreviven instalaciones, trampas, y personas que aún están a su servicio.

Cuando los militares intentan comunicarse con la criatura, el alien le dice a la mujer que no va a responder a las preguntas que los generales norteamericanos le hagan, que sólo dará información útil que servirá para salvaguardar la existencia de la humanidad. Le dice que la información que proporcionará tendrá un límite, porque no puede revelar datos que pongan en peligro a su civilización.

El alienígena dice que todos los seres sintientes son entidades inmortales. Explica que la naturaleza inmortal de un ser siempre existe y que vive fuera del tiempo, y que el único motivo de su existencia es que decide existir, por su propia voluntad. La criatura les llama a estas entidades Es-Ser, y explica que todos los seres humanos somos un Es-Ser, aunque no seamos conscientes de serlo. Un Es-Ser es una especie de energía que ha existido siempre y que en determinadas épocas elige animar una entidad humana o de cualquier otro tipo, siempre y cuando sea un ser que siente.

De acuerdo con el alienígena, los Es-Seres, incluidos los humanos, existen desde antes de que fuera creado el universo. Los Es-Seres no nacen y no pueden morir. Los Es-Seres crearon universos ilusorios que se conjugaron entre sí y dieron origen al universo físico. Antes de que el universo fuera físico, los Es-Seres creaban universos ilusorios y los hacían desaparecer cuando querían. Según el alienígena, algunos Es-Seres que han estado en la Tierra recuerdan esos tiempos y los plasmaron en cuentos de hadas y en la mitología de casi todas las civilizaciones terrenales.

La criatura le dice a la mujer que en la Tierra es complicado saber cuándo un Es-Ser se incrustó en el universo físico, porque cuando llega aquí le borran la memoria. Le dice que cada determinado tiempo los planetas son invadidos por Es-Seres y someten a los habitantes, los convierten en esclavos, y los obligan a habitar cuerpos para que realicen trabajos para ellos.

El alienígena le dice a Matilda O'Donnell MacElroy que todos somos Es-Seres y que cuando habitamos la Tierra se nos borra la memoria y ocupamos formas biológicas. La criatura le cuenta que El Viejo Imperio se encargó de provocarles amnesia a muchos Es-Seres y que ocupó la Tierra como un planeta prisión. Cuando un cuerpo muere el Es-Ser se libera del organismo, sin embargo existen unos mecanismos que atrapan al Es-Ser y no le permiten volver a su origen natural, sino que lo engañan con la idea de una luz y un cielo. Cuando esos mecanismos del Viejo Imperio atrapan al Es-Ser, le ordenan que vuelva a la Tierra y que se encarne de nuevo, y así ha ocurrido y seguirá ocurriendo durante varios ciclos.

Según la criatura, en muchas épocas algunos Es-Seres no fueron bien vistos en el Viejo Imperio, ya sea porque cometieron algún delito en otro planeta o porque desobedecieron o criticaron sus órdenes establecidas. Entonces, como castigo, esas autoridades del Viejo Imperio capturaron a los Es-seres que los criticaban, les borraron la memoria y los enviaron a la Tierra. Al morir los cuerpos que habitan, los Es-Seres quedan en libertad, pero no pueden escapar de la prisión terrestre, porque como les borraron la memoria, no recuerdan sus anteriores vidas.

El alienígena le dijo a Matilda O'Donnell MacElroy que aunque el Viejo Imperio fue derrotado en una batalla espacial, sin embargo, El Dominio no puede impedir que algunas civilizaciones de otras galaxias traigan a la Tierra a sus propios Es-Seres que capturan y castigan. Con el tiempo, esas civilizaciones galácticas trajeron a Es-Seres de muchos tipos y convirtieron al planeta en un vertedero de Es-Seres, es decir, una zona en la que depositan basuras y desperdicios, y también Es-Seres a los que el Viejo Imperio considera enemigos. De acuerdo con el extraterrestre, es por ese motivo que en la Tierra hay tantas razas y culturas distintas, no porque sea algo positivo, sino porque las civilizaciones que traen a la Tierra a Es-Seres para castigarlos han hecho una mezcolanza. El alienígena dice que lo normal es que en un planeta de humanoides sólo haya una sola forma de cuerpo o raza.

En su conversación con Matilda O'Donnell MacElroy, la criatura dice que si alguna nave de El Dominio fuera enviada a buscar el infierno, indudablemente llegaría a la Tierra, no por lo que realiza la raza humana, sino porque los Es-Seres que la habitan, es decir, cualquiera de nosotros, fue sometido a un lavado de cerebro, se le borró la memoria, y se le cambió la identidad, para impedir que recuerde su origen.

El libro Entrevista al extraterrestre no aporta ninguna prueba de lo que dice y tampoco siquiera puede comprobar que haya existido una mujer de nombre Matilda O'Donnell MacElroy. Tampoco es un texto documental ni periodístico, sin embargo, repite algunas hipótesis sobre el origen de los seres humanos y de su presencia en el plano terrenal.

La historia está escrita de una manera hábil, en todo momento aporta información y no gasta mucha energía en la creación de imágenes ni pretende tener una estructura literaria, porque para entretener y transmitir lo que desea le basta con presentar el documento con las preguntas y respuestas directas.

El autor Lawrence Spencer dice que él nunca sostuvo ninguna entrevista con Matilda O'Donnell MacElroy y que sólo tuvo una conversación telefónica con ella. Reconoce que para todo los propósitos prácticos, su libro debe ser tomado como una obra de ciencia ficción.