• 26 de Abril del 2024

El Patio de la Verdad (Cuento corto)

 

Cuando un individuo comete un delito, el mob interroga al detenido sin reparar en las respuestas, y a continuación lo invita a beber una infusión

 

 Juan Norberto Lerma

Los morencos que habitan las regiones soleadas de Arkan, son un pueblo pacífico y próspero. Consideran que la piedra angular que sostiene su sociedad descansa en la justicia. Aquellos miembros de la comunidad que son acusados de violar las leyes que los rigen son conducidos ante uno de los seis mobs, que despachan sus asuntos desde cabañas de cristal.

Los morencos no tienen jueces, los mobs sólo son depositarios del ritual. Es probable que piensen que de la naturaleza humana desciende la verdad o, en último caso, que sin lugar a dudas el delincuente mismo revela, tarde o temprano, su inocencia o culpabilidad.

Cuando un individuo comete un delito, el mob interroga al detenido sin reparar en las respuestas, y a continuación lo invita a beber una infusión que, entre otras cosas, provoca adormecimiento.

Minutos después o días más tarde, el sospechoso es llevado al Patio de la Verdad. Un par de custodios investidos para la ocasión lo colocan frente a dos corredores colmados de flores y al fin lo liberan de sus ataduras.

El individuo ha visto anteriormente el ceremonial y está al corriente de lo que sigue: debe elegir uno de los dos caminos. Los dos son idénticos, dos corredores simétricos tapizados de flores, dos túneles flanqueados por gladiolos y crisantemos, dos espesuras en las que destacan los tulipanes de múltiples colores.  

Cualquier observador que contemple la trama, puede pensar que el individuo está obligado a elegir su fin o su salvación, sin embargo, los dos caminos son idénticos y sea cual sea la elección el resultado no depende del camino.

Los morencos creen que el individuo lleva en sí mismo la salvación o el castigo. Es insustancial si el acusado echa andar a derecha o izquierda.

Generalmente, el individuo inocente termina el recorrido y, una vez libre de sospechas, en un par de horas se reintegra de nuevo a sus actividades.

En cambio, el sujeto culpable en lo primero que piensa es en poner tierra de por medio. Se excita y, la posibilidad de salir indemne de su aventura, hace que dé rienda suelta a su euforia.

El brebaje que le suministró el mob hace su efecto entonces, y el individuo comienza a desprender un humor denso y gotas de sudor le abrillantan el cuerpo. Cuando el sujeto echa andar a izquierda o derecha, los insectos hacen el resto.

 

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Juan Norberto Lerma

México, Distrito Federal.

Es escritor y periodista. Ha colaborado en diversos medios de comunicación y en varias revistas culturales. 

Ha publicado varios libros de cuentos en Amazon, entre los que se encuentran La Bestia entre los días, y Perro Amor.