• 13 de Mayo del 2024

Allá en Michigan, de Ernest Hemingway ¿De qué va?

El cuento Allá en Michigan, de Ernest Hemingway, es un texto en el que desde los primeros párrafos se describe el juego sensual y erótico de las relaciones amorosas. Escrito con un lenguaje que fluye de forma natural y una aparente indiferencia, pareciera que los personajes centrales, Liz y Jim, salen de su anonimato para que el narrador pueda describir detalladamente los movimientos y conjugaciones de sus almas.

Allá en Michigan es un texto en el que predomina lo físico, y aunque no está narrado desde el punto de vista femenino, es la mujer la que muestra los vaivenes de su espíritu y su sexualidad, que aparecen ante la visión del hombre que la atrae y que terminan avasallándola.

Uno podría pensar que en la literatura las historias de amor o eróticas ya están superadas y que hay que pasar a otras cosas, pero la conjunción de un narrador y sus personajes en plena armonía demuestran que una historia de amor puede ser novedosa en varias épocas.

En el texto, el narrador nos muestra el enamoramiento, algo ya conocido, y que sin embargo en cada mujer debe tener sus particularidades, y que por eso siempre es original, un descubrimiento, una situación novedosa. Casi como mirar llover y esperar mojarse, o que las gotas aplaquen una tolvanera o que desborden un río y arrastren una vaca, o que inunden ciudades o que lo que empezó como una lluvia cualquiera se convierta en un Diluvio.

A lo largo del texto de Ernest Hemingway somos testigos del gusto femenino por lo varonil, aunque lo natural suene a cliché, y vemos cómo se puede llegar al enamoramiento más inocente y hasta bobo, desde lo físico, lo brutal e instintivo.

Liz es una mujer de campo, silvestre, pero con una sensibilidad refinada y eso le basta para experimentar sensaciones, primero sensuales, que la turban, y que posteriormente la llevan al deseo sexual.