Hace unos días, un panel de expertos, a poco más de un año de la aparición del mismo, ha señalado que todo apunta a que hubo un mal manejo de la información sobre el virus, para evitar, en lo posible, el desarrollo de la pandemia.
El panel ha determinado que se pudieron haber aplicado medidas de salud más firmes en enero de 2020 y ha criticado a la OMS, por no haber declarado una emergencia internacional, hasta el 30 de ese mismo mes.
De hecho, dentro de las recomendaciones de este grupo, se prevé que se busquen nuevos mecanismos de actuación a futuro, sin la dependencia de la OMS, lo que representará un golpe fuerte a los organismos internacionales.
Lejos de los reclamos, con o sin sentido, a un año de la pandemia, lo cierto es que nuestro país está pasando una segunda etapa de mayores consecuencias para la población, que lo sucedido en la primera ola de la Covid-19.
Mayores tasas de contagio, aumento del número de muertos y no hay certeza de cuándo podremos parar esto.
La vacunación ha iniciado conforme con los planes del gobierno, pero la logística para la aplicación está presentando algunos problemas.
Por un lado, la proveeduría de la vacuna no se está dando conforme a lo estimado. Llegaron menos vacunas y esta semana se anunció que los siguientes lotes de Pfizer llegarán a la mitad de lo establecido, porque la OMS ha acusado la concentración de la vacuna en muy pocos países.
Se ha autorizado la vacuna de Aztra Zeneca, pero esta semana se espera el arribo del activo para empezar su fabricación, mientras la vacuna China y la Rusa esperan el aval de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), para que puedan entrar en acción, si bien, el Gobierno de México ya anuncio la compra de 12 millones de dosis de la Sputnik V.
Así que, de forma lenta, pero estamos en el camino de la vacunación, lo que no implica estar fuera de peligro ni de una situación latente de riesgo, por lo que resta del año, según las autoridades sanitarias.
Sin duda, esta nueva ola de contagios y de muertes que han saturado la mayoría de los hospitales en las grandes urbes, tiene su fuente en los festejos decembrinos, cuando tanto se llamó a guardar la cuarentena quedándose en casa.
Y hoy, las consecuencias son fuertes. Regresamos a la etapa de restricciones a las actividades económicas y muchos actores de este sector no encuentran ya la forma de aguantar esta segunda etapa de encierro. La mayoría está en una situación que nos puede llevar a quiebres de pequeñas y medianas empresas, ojo con esto.
Ante la situación es claro que no vamos bien en muchos sentidos de la vida pública en el país. La pandemia ha rebasado las expectativas negativas y se ha tenido que forzar una nueva cuarentena en la mayoría del país.
El estado de Puebla ha lanzado estímulos fiscales para suavizar los impactos negativos de este nuevo cierre de actividades no esenciales, pero seguimos viendo que el comercio informal no se regula en la capital y es entonces que debe de hacer una reflexión por parte de todos, para evitar que los comercios formales sean los únicos afectados.
Hoy más que nunca se requiere que el gobierno busque formas adecuadas de apoyar, no sólo fiscalmente, sino en la promoción de sus actividades, a los comerciantes formales.
Consume local, compra en tu colonia, etcétera, pueden ser medidas que ayuden a paliar estos días de altas tasas de contagios.
No hemos iniciado como esperamos, sin embargo, estamos a tiempo de minimizar los impactos negativos de este mal inicio de año por los efectos de la Covid-19.
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Twitter @RicardoChavero
Secretario General del Partido Verde en Puebla Capital