Cifras presentadas por la Organización Internacional de las Migraciones en Guatemala demuestran que 7 mil 150 menores migrantes guatemaltecos no acompañados fueron deportados, de enero a noviembre del 2021, lo que representa 77.5 por ciento más que las cifras de deportados en el 2020.
De estos menores, casi 98 por ciento fueron deportados desde México, mientras que 2 por ciento restante, desde Estados Unidos. Lo que deja ver la efectividad de los procesos de detención y deportación migratoria que está ejecutando México desde que las caravanas de migrantes se desbordaron en el año 2018.
La principal preocupación es el destino de estos menores, sobre todo porque la mayoría de ellos salen de sus comunidades huyendo de la violencia, de la pobreza, del abandono de sus padres o persiguiendo el sueño de encontrarlos en Estados Unidos. Al ser deportados, los menores regresan a la pesadilla de la cual huyeron, pero ahora sin protección alguna.
Esa es una de las mayores críticas que las organizaciones no gubernamentales hacen constantemente a los gobiernos de México y Estados Unidos, pues las deportaciones no sólo continúan, sino que han aumentado de manera proporcional con el número de menores viajando con las caravanas desde el sur del continente. La mayoría de los menores son deportados a la frontera sur de México con Guatemala y dejados a su suerte por la autoridad migratoria, sin duda alguna es urgente una política migratoria internacional para salvaguardar la integridad de estos menores.
De trabajadores esenciales a trabajadores con pocas capacidades
Muy polémico resultó el discurso del recién nombrado alcalde de Nueva York, Eric Adams, en el que, en un afán por convocar a los trabajadores de altos puestos a que regresen a sus funciones en los cientos de empresas que registran elevados niveles de vacantes, calificó a quienes se desempeñan como mensajeros, cocineros, lavatrastes y empleados de empresas de comida rápida, “trabajadores con pocas o bajas capacidades académicas para asumir un cargo en oficinas”.
Por supuesto, las críticas no se dejaron esperar, sobre todo en una pandemia que no permite que esos trabajadores vayan a su casa a resguardarse del virus, pues esas funciones básicas de limpieza, de atención en ventanilla y de recolección, elaboración y entrega de alimentos resultaron esenciales para millones de familias norteamericanas en confinamiento. Durante el 2020 fueron reconocidos como trabajadores esenciales, ahora son trabajadores con pocas capacidades académicas.
Pese a ese “resbalón” el nuevo alcalde de Nueva York está tomando decisiones positivas en favor de la comunidad migrante que vive en esa región norteamericana, pues recién arribó al cargo, nombró a Manni Castro como el primer méxico-americano y dreamer, a cargo de la Comisión de Asuntos de los Migrantes para la Oficina del Alcalde.
Manni Castro es un reconocido activista proinmigrante y actualmente es el director de New Immigrant Community Empowerment en Queens, organización que lucha por los derechos laborales de los migrantes neoyorkinos.
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