El primero es la crisis migratoria que ese país vive en sus estados fronterizos, principalmente. La muerte de 53 migrantes que viajaban hacinados en un contenedor de tráiler cerca de San Antonio, Texas, así como los dos incidentes más, en el mismo estado, en los que fallecieron otros seis indocumentados y que sirve de pretexto para que el gobierno de Texas siga señalando a la Casa Blanca de ser el causante de la llegada de miles de migrantes. Además, el programa “Catch and release” que detiene migrantes y luego los libera en calles de ese país, bajo promesa de regularizar su estatus, tiene muy enojados a los anglosajones.
Por lo pronto, Greg Abbott, mandatario texano retomará la revisión de las unidades de transporte de carga en la frontera, a pesar de que hace un par de semanas este operativo colapsó a cientos de operadores que cruzaban la línea entre México y Estados Unidos, generando pérdidas económicas, retraso en las entregas de mercancía y críticas severas de los empresarios.
Pese a ello, hay que reconocer que Greg Abbott tuvo un acierto, logró la firma de acuerdos con los gobernadores mexicanos fronterizos de Chihuahua, Coahuila y Nuevo León reforzando la estricta vigilancia por cielo y tierra.
Y aunque es evidente que no está funcionando la operación Lone Star en la que el gobierno de Texas ha invertido casi 4 mil millones de dólares desde marzo del 2021 que se puso en marcha, incluso quitando recursos a programas importantes para destinarlos a la protección de la frontera, cientos de migrantes continúan arriesgándose a cruzar ese estado, aunque muchos de ellos encuentren la muerte.
El otro tema es el de las armas por el que hace poco murieron 19 niños y dos profesores, la mayoría de ellos provenientes de familias mexicanas, en el condado de Uvalde, también en Texas, aunque el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, firmó hace unos días la Ley de Control de Armas, no dejó satisfechos a todos los sectores, porque las tragedias ocasionadas por fanáticos armados siguen ocurriendo en ese país.
El tercero es el del aborto y el retroceso que sufrió esta ley de casi 50 años y por el cual la mayoría de los estados están tomando la decisión de prohibirlo, afectando a las clases de menos recursos, que no cuentan con seguro médico, como las mujeres migrantes.
Sin duda las exigencias son muy fuertes para el gobierno de Biden a tan solo 5 meses de que Demócratas y Republicanos midan fuerzas en las elecciones intermedias de noviembre y se vea claramente si el destino electoral favorecerá la reelección o pondrá en la mesa nuevamente el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca.
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