Nuevamente las bandas de traficantes de personas traicionaron la confianza de decenas de migrantes que pagaron por un servicio, pagaron muy caro para ser llevados a la unión americana y fueron abandonados en un paraje remoto junto a las vías del tren en San Antonio, Texas, a bordo de un contenedor de tráiler encerrados bajo las mortales temperaturas de casi 40 grados que, por la temporada, se viven en Texas.
Las autoridades informaron que los migrantes murieron asfixiados y por golpe de calor.
La lamentable cifra llega ya a los 50 migrantes muertos y se habla de 22 mexicanos entre ellos, hay también de origen guatemalteco y hondureños y aún quedan 19 personas de las cuales se desconoce su nacionalidad. Hay 16 sobrevivientes, entre ellos 4 menores de edad.
La cancillería mexicana anunció que apoyará en la repatriación de los cuerpos de estos migrantes a sus comunidades de origen.
Y es que las cifras reflejan que desde 2019 los mexicanos retomaron la migración y en números importantes, después de que durante 10 años dejaron de hacerlo, por el contrario, muchos regresaron a México al encontrar una relativa estabilidad económica y en materia de seguridad. Sin embargo, desde hace un par de años reinició el éxodo desde los estados donde el crimen organizado amplió su cobertura, los mexicanos son obligados a salir y a buscar refugio en Estados Unidos o en Canadá.
El canciller Marcelo Ebrard expresó en sus redes sociales que México está de luto ante esta tragedia y que se coordinará con la autoridad norteamericana para las indagatorias sobre la muerte de estos mexicanos. Fueron detenidas 3 personas como parte de una investigación que se prevé larga y difícil de resolver a profundidad.
Hace apenas dos semanas concluyó la Cumbre de las Américas y veíamos actitudes tan desafortunadas de mandatarios defendiendo tiranías y gobiernos antidemocráticos y negándose a asistir a una cumbre donde el principal objetivo era llegar a acuerdos para favorecer el desarrollo económico y social de América Latina y evitar precisamente esto, que miles de ciudadanos de centro y Sudamérica sigan exponiéndose a los peligros de la migración. Esos son los acuerdos en los que deberían estar concentrados los gobernantes para mantener a sus ciudadanos en sus países y que la carencia y la inseguridad no los obligue a migrar.
El próximo 12 de julio los presidentes de México y Estados Unidos se reunirán allá en Washington, por lo pronto el presidente López Obrador adelantó que expresará a Joe Biden la necesidad de impulsar una política migratoria que atienda las causas de este fenómeno.
Mientras que, el gobernador de Texas, Greg Abbott, culpó a la “política de puertas abiertas a la migración” que según él tiene la Casa Blanca y reiteró que deben endurecerse las medidas de protección fronteriza, sin duda estos casos seguirán alimentando el jaloneo político previo a las elecciones intermedias de ese país.
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