En medio de protestas afuera de la Casa Blanca y con un discurso de polarización, en el que responsabilizó al Partido Demócrata y a su abanderado, Joe Biden, de encabezar una “agenda socialista”, que atenta contra el modo de vida de los norteamericanos y pone en riesgo el “american dream”, Donald John Trump aceptó este jueves la nominación del Partido Republicano para ir por la reelección en la presidencia de Estados Unidos.
En su alocución, también presumió como un logro su política antiinmigrante: “hemos construido 300 millas de muro fronterizo y estamos construyendo 10 millas por semana… El muro pronto estará terminado y está funcionando mejor de lo que nunca nos imaginamos”, dijo.
De este modo, se formaliza su participación para un segundo y último mandato presidencial, en las elecciones del 3 de noviembre próximo.
Ante unas mil personas en el jardín sur de la Casa Blanca, el magnate tildó a su adversario de “débil” y aseguró que, si gana, amenazaría la economía, la seguridad, su “modus vivendi” y hasta el sagrado sueño americano.
“Estas son las elecciones más importantes de la historia de este país (...). Estas elecciones decidirán si salvamos el sueño americano o si permitimos que una agenda socialista demuela nuestro querido destino”, aseguró y consideró que el Partido Demócrata encabeza un “movimiento represor”.
En la hora y 11 minutos que duró su discurso, el presidente estadounidense describió un panorama desolador, en caso de que los demócratas recuperaran la Casa Blanca: “con el corazón lleno de gratitud y un optimismo sin límites, acepto profundamente esta nominación para la Presidencia de Estados Unidos”, dijo el otrora invitado en programas de comedia.
