• 20 de Abril del 2024

Desde las aguas del Guaíba

logró abrir la puerta de algún pasadizo hacia un paisaje sin murallas donde la realidad y la ficción se funden, dejando como resultado una buena literatura. 

 

Hoy traigo a Marcia Batista Ramos, brasileña radicada en Bolivia. A esta escritora, promotora cultural e infatigable luchadora, la encontré asomada a la ventana de sus publicaciones. Las leo y ante mis ojos corren con la fuerza de las aguas del río Guaíba que enfrenta las piedras de su cauce en Porto Alegre y se va extendiendo hasta invadir las tierras aledañas donde se convierte en un lago que guarda raíces. Así su obra se ha ido extendiendo por el mundo con ese desborde de pensamientos que como manantiales alimenta emociones impregnadas en su multicolor obra literaria. Su pelo negro, lacio y vivos ojos vienen de las etnias ancestrales, de las que guarda imágenes que la han marcado: —Siempre que me senté al lado de la abuela tuve la impresión de estar alrededor del fuego, escuchando la sabiduría de los mayores al tiempo que calentaba mi espíritu con la caricia amorosa trasmitida a través de sus palabras. La mirada de Marcia traspasa realidades hasta desentrañar la poesía de su entorno y las amenazas que se ciernen sobre el mundo.  

A bordo de su Carrusel he emprendido un viaje insospechado. Prisma en mano atisbo al horizonte y la encuentro a mi lado. Sostiene un manojo de recuerdos saturados de incógnitas que se parecen a los míos, pero son de ella que los ha podido ver antes. Me limito a coincidir a lo lejos, en una casa, donde también alguien parte. Nos unen la misma soledad, los mismos silencios del instante. A mi nadie, nunca me pudo explicar por qué había que parar el reloj de péndulo, en el momento final. Muchas explicaciones me he inventado hasta que la tradición se ha ido desvaneciendo en este mundo donde la espiritualidad se mueve volatil como un fantasma.

 La imagen de esta poeta-escritora me llega en ráfagas de los vientos que ha escudriñado: Testimonia: —Los vientos aullan en la tarde triste,anunciando que conocen toda la estupidez del mundo, desde las orillas del mar  hasta las cimas de las montañas… cuentan del abismo inmenso… que lo divide. Ella nos cuenta de un pueblo originario. Su nombre es una palabra antigua que se traduce De donde sopla el viento. Allí las pocas personas que viven son relictos de la historia de América Latina. En sus escritos condensa y amplifica las raíces de donde vienen los males que aquejan a la humanidad, las diferencias sociales, la Pandemia, las guerras. Denuncia: — Los medios muestran día a día, la guerra en Ucrania: datos y cronología sobre la invasión, con la naturalidad de quien sirve un pastel de cerezas. … el enemigo acecha como un monstruo de trueno y fuego, que huele a dolor y a miseria. Con la lealtad de su militancia en las filas de los vulnerables y los desposeídos reclama: — Las preocupaciones personales son una excusa para no orar por aquellos que están experimentando el infierno en carne propia.

Cada vuelta a bordo de mi corcel remonta en espiral y otras esferas me llegan. En el cuento Quien siembra vientos recoge tempestades, su César es un espejo que trae vivencias cercanas de la represión muy de moda en nuestros tiempos: —César se durmió en medio a sus quejumbres, los sueños recordaban invasiones nocturnas a domicilios de gente desconocida, golpes, culatazos, niños llorando, violaciones a mujeres y niñas, robos de objetos de valor, torturas y decomiso de material subversivo de izquierda.

Sus palabras rompen los silencios y gotean una a una, haciendo ruido: es menester hacer hincapié, en el hecho de que los historiadores brasileños y los estudiosos de la temática, para mantener vivo el mito del territorio de libertad, utilizan la palabra sirviente en los textos para referirse a los esclavos de la élite Quilombola. Haciendo que los prietos esclavistas sean menos esclavistas que los blancos esclavistas, al tiempo construyen un mito de libertad sobre una base fraudulenta. Pues si dentro del quilombo las élites tenían derecho a servidumbre esclava, entonces Palmares NO era un territorio libre de esclavitud.

Del tecleo de sus dedos llegan escritores y poetas que monta en su grupa incansable. Muchos andan el camino en la penumbra y ella les da luz. …porque nos llevan desde la palma de su memoria a lugares accesibles solo desde sus recuerdos. Su cometa surca los cielos del mundo. En la cabellera luminosa lleva una gama de escritores. Los publica en revistas, en sus columnas con un notable ejercicio de promoción cultural. Para un escritor anónimo es pan que alimenta su iniciativa, es como dar agua al sediento y pan para el hambriento. Y divulga a los grandes que también hay que tenerlos al alcance de la mano porque desde ellos, venimos, de allí donde habitan un puñado de visiones.[i] Sueña con Borges y se le conecta, a través de la literatura.  Al encajar con el contenido de sus poemas asegura: —Con certeza él percibió mi desolación. Y lo tiene a su lado: Cuando desperté, Borges seguía allí.

Con una filosofía muy bien definida, acompaña sus letras que la convierten en luz para continuar e interpreta la vida como una tejedora que con su aguja entra y sale a los espacios libres para atar cada punto y que le sirva, como al zunzún la rama donde pernocta, para libar muy cerca de sus flores. Entonces piensa: —La hebra hay que tratarla con cuidado para que no se enmarañe, como todo en la vida.

Continúo a bordo del Carrusel que gira, pero no me devuelve al mismo lugar, asciende y se orienta en espiral, muestra nuevos senderos que debo explorar. Encuentro a una escritora consciente de su función comunicadora al servicio de la vida en sociedad: —Pienso que en el siglo que me corresponde morir, las superficialidades llegan a extremos de pelearse por mendrugos de pan que están botados en el suelo, mientras sobre el mantel, la mesa está servida con un fastuoso banquete. Basta levantar los ojos del piso y servirse.   A ella le duele lo que ocurre con sus semejantes, sobre todo los desposeídos, los que no tienen nada más que perder, que sus cadenas:

…No tengo una concepción apocalíptica del mundo, empero la crudeza que envuelve estos tiempos no difiere mucho de los siglos de barbarie de la esclavitud africana.  …las horrendas situaciones que las diferentes mafias provocan en la vida de miles de personas, pasan casi invisibles para las mayorías que no toman conciencia porque no les salpica.  …ya nadie sabe quién es el prójimo.

Sensible a lo que sucede en el entorno, absorbe la poesía en el soplo del viento y el chasqueo de la lluvia, la elevan a otras dimensiones y le permiten reconocer los diferentes estados que alcanza: me acurruqué tanto que entré para dentro de mí misma, y llega allí, al pozo de memorias, de vivencias con su surtidor de ideas que la llevan de la mano sobre sus páginas de donde brotan convertidas en poemas, microrrelatos, cuentos y ensayos con delicosa combinación de palabras metáforas y giros que no se dejan ceñir a tendencias, para volar por los cielos del mundo y aterrizar ante los ojos de ávidos lectores.

Vital está Marcia dentro de mi mundo, de mi generación. Aunque en la vida me adelanté y llegué primero que ella, las historias que relata de alguna manera las he vivido y las interpreto al paso de los tiempos para comparar sus miradas con mis recuerdos. Ella, como Juan Carlos Zalazar, también logró abrir la puerta de algún pasadizo hacia un paisaje sin murallas donde la realidad y la ficción se funden, dejando como resultado una buena literatura.