• 20 de Abril del 2024

The Donald Show

Donald John. / Facebook

La suspicacia y el sentido común, apenas en pequeñas dosis, llevan a la muy razonable duda sobre si realmente el mandatario de Estados Unidos, Donald John Trump, estuvo contagiado de Covid-19. La concatenación de los hechos hace suponer que fue una gran farsa, muy al estilo del otrora estrella invitada a los programas televisivos con mayor rating.

 

Se trato, coinciden de botepronto muchos, de un show del republicano, con miras a fortalecer su alicaída imagen, en medio de la campaña por su reelección, que tendrá cita en las urnas el próximo 3 de noviembre.

Vayamos a los hechos. En el entendido de que el magnate se realiza una prueba diaria de Covid y apenas el jueves pasado, casi a la medianoche, anunció que resultó positivo al igual que su esposa, Melania, entonces hasta la tarde el domingo había pasado apenas tres días con la enfermedad, que ha matado ya a 209 mil 749 habitantes de la Unión Americana, hasta el más reciente cierre.

Luego entonces, si como anunció él mismo en Twitter, antes de dar un paseo en camioneta afuera del hospital Walter Reed de Washington, para saludar a sus seguidores, ya se siente mejor y, como dice su médico, podría ser dado de alta este lunes, pues entonces el presidente estadounidense número 45 de la historia es un súper hombre que ha superado el mortal virus en apenas 96 horas.

¡Vaya récord!

En ningún escenario el sentido común se complace con esa posibilidad, cuando el promedio de recuperación de los pacientes contagiados, aquellos que tienen mejores condiciones de salud, no padecen comorbilidades y además están en edades por debajo de los 35 años, es de alrededor de 20 días, hasta estar libres del mal.

Donald tiene 74 años de edad y un atleta no es.

Cuando la madrugada del viernes la noticia de su contagio era difundida masivamente, personas que conocen a fondo el sistema electoral estadounidense, en el que es un colegio electoral y no el voto de los ciudadanos el que define al presidente, dudaron que la enfermedad de Trump pudiera ser una mentira o un engaño, pues aparentemente quien más perdía era él.

Donald John, enfermo de Covid-19, no podría seguir haciendo el cabildeo con los electores de ese colegio, quienes finalmente determinan al ganador y cuyos votos son especialmente definitorios en varios estados, por su número y por su inclinación histórica.

Eso y la idea de que pudiera verse “débil” al haber enfermado, sumado a las acusaciones de sus adversarios, principalmente de su contrincante Joseph Robinette Biden Jr. (Joe Biden), de que ha realizado como jefe de gobierno y de Estado un pésimo manejo de la pandemia, lo situaban muy mal parado.

Se veía devastador el anuncio de su mal, en el peor momento y con muy poco tiempo de, si era el caso, recuperarse para volver a la carrera por su reelección.

Pero esos analistas, a quienes les asistía toda la razón, con base en los primeros datos, no contaban con la excelente, pronta, súbita y total recuperación que parece venirle con el arranque de esta semana al súper hombre Trump.

El contagio de SARS-CoV-2 del presidente fue anunciado además casi al final de una semana que comenzó para él con un debate en el que, más allá de su voto duro y sus seguidores fieles, poco pudo abonar a su campaña.

La encuesta nacional Reuters/Ipsos, dio al demócrata este fin de semana la ventaja más holgada sobre el republicano: “entre los adultos que se espera que voten el 3 de noviembre, la encuesta encontró que un 51 por ciento respalda a Biden, mientras que 41 por ciento dijo que apoya a Trump. Cuatro por ciento eligió a un tercer candidato y el otro cuatro por ciento dijo estar indeciso”.

Otras le dan hasta 14 puntos de ventaja a Biden.

Es a la luz de estos datos que más parece una estrategia el “contagio” de Donald.

El supuesto triunfo personal contra el Covid le proporciona desde ahora una nueva narrativa, sobre el asunto en el que como presidente está más frágil: el manejo de la pandemia

Ya comenzó a decir que aprendió mucho, al padecer la enfermedad.

Se erige ahora, ante los ojos ignorantes y de credibilidad simplista, como el ganador, fuerte e invencible, sobre la pandemia. Ha salido “victorioso” en primerísima persona.

Muy conveniente y muy a tiempo.