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Gerardo Herrera
Entendamos algo: la verdadera independencia del Poder Judicial no depende de los elevados sueldos o beneficios que algunos jueces ostentan con orgullo. ¡No, señor! La independencia real se encuentra en la honestidad y ética personal de cada juez. Porque, a fin de cuentas, la integridad no se compra con emolumentos dignos de la realeza, sino que se forja en la conciencia de hacer justicia.
Quienes antes defendían la crítica y la libertad de expresión, ahora, desde el poder, exigen respeto. ¿Suena contradictorio?
Si el Partido Acción Nacional aspira a mantenerse como una fuerza política relevante y rescatar de las ruinas a su base militante, que es su único pilar de apoyo en estos tiempos, debe actuar con prontitud en dos direcciones fundamentales:
La reciente aparición de mantas colgadas en los puentes de San Martín Texmelucan, exigiendo que las autoridades federales y estatales, tanto salientes como entrantes, tomen cartas en el asunto sobre las extorsiones perpetradas por los propios cuerpos de seguridad municipal, deja entrever un trasfondo político inquietante.