Aldo Fulcanelli
De manera reciente, la opinión pública internacional, ha sido testigo de la manera en que el Parlamento Europeo, ha buscado incidir en la política interior de México, utilizando como Caballo de Troya las muertes de periodistas en nuestro país. Resulta por demás sospechoso, que dicho Parlamento, eleve su protesta por la crisis de seguridad en México, en medio de un impasse de nuestro gobierno con el Reino de España.
Sin embargo, en la memoria reciente, no hay indicios de que la voz firme del Parlamento Europeo, se escuchara para emitir resolución alguna por la Matanza de San Fernando (2010), por ejemplo, ocurrida en Tamaulipas. Tampoco se pronunciaron por las graves violaciones a los derechos humanos que tuvieron lugar en Atenco (2006), mucho menos por los crímenes perpetrados contra los 43 estudiantes en Ayotzinapa (2014).
Pero el silencio del Parlamento Europeo, en el marco de tan deleznables acontecimientos, no es casual. Según el actual Gobierno de México, las empresas españolas REPSOL, IBERDROLA y OHL, fueron las consentidas de los gobiernos emanados del PAN y del PRI, hechos que podemos constatar incluso en la prensa, pues fueron del dominio público, amén de que los crímenes de lesa humanidad citados, ocurrieron durante los mandatos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, mandatarios emanados de dichos partidos, de ahí el silencio cómplice.
El Gobierno de nuestro país, ha señalado a las energéticas IBERDROLA, REPSOL, y a la constructora OHL-solo por citar algunos consorcios-de haber evadido a la Hacienda Pública, beneficiándose con subsidios emanados de contratos ventajosos. Los señalamientos, al momento solo provocaron una respuesta tibia del Reino de España, que decidió respaldar a sus consorcios, muy a pesar de que los escándalos por corrupción, no son ajenos a dichas empresas en el mismo país mediterráneo, donde algunos de sus directores, por cierto, han tenido que ser removidos o enfrentan alguna clase de proceso judicial.
La alcahuetería institucional del Reino de España, ha venido a sustituir a la diplomacia, situación que explica el marcado tono euro-centrista de los parlamentarios españoles que integran el Congreso Europeo, contra México, bajo el pretexto de una pretendida preocupación por el tema de seguridad. El repentino interés del PE en el tema de los asesinatos de periodistas en México, no es otra cosa que un affaire desestabilizador, provisto de la arrogancia tan común en quienes se sienten la viva encarnación de Hernán Cortés, o Francisco Pizarro.
Pero el Reino de España, que enfrenta crisis migratorias, escándalos de corrupción gubernamental-que parecieran emanados de algún culebrón televisivo-, así como la opacidad de sus monarcas, es el menos indicado para ver la paja ajena en el ojo, sin dejar de mirar la viga en el propio. Más allá de los 7,887,150 euros anuales que la monarquía española recibe del Estado-lo que permite sustentar los gastos del rey, de la reina, la princesa, la infanta y los reyes eméritos-, hay que decir que, durante años, el origen de la riqueza de la Corona Española, fue un misterio tan célebre como la existencia del Santo Grial.
Pero investigaciones judiciales en España y Suiza, destaparon la cloaca de una dinastía monárquica que históricamente, ha visto huir de su territorio a algunos de sus reyes, tales como Fernando VII, Isabel II, Alfonso XIII, todos empujados al exilio por los estallido de los cismas políticos, sin dejar de lado la peste con aroma a corrupción.
Perseguido por el escándalo, el entonces monarca Juan Carlos I, tuvo que abdicar en el año 2014. El rostro favorito de la revistas de la jet set en la nación ibérica, no pudo soportar la asonada mediática que lo exhibió como el destinatario de ostentosos regalos por parte de integrantes de la monarquía saudí; o incluso, del sultán de Omán. Entre las propiedades y obsequios: un lujoso ático en Londres con valor de 62,7 millones de euros. Transferencias millonarias. Cien millones de dólares en una cuenta Suiza, dos millones de euros ocultos en una maleta.
Regalos de un millón, y de hasta 65 millones de euros para sus amantes. La inmensa fortuna del Rey Juan Carlos I, oculta en paraísos fiscales, tendría su origen en el cobro de comisiones, lavado de dinero y fraude fiscal. Obviamente, muy a pesar de su riqueza mal habida, Juan Carlos I recibió el respaldo de la Derecha española, mientras que las argucias legales, determinaron que no podría ser juzgado por delitos anteriores a su abdicación. Menuda contradicción la del Reino de España, que por un lado solapa los excesos de una monarquía de rancio abolengo, y por el otro, interfiere abiertamente en los países de América Latina; a través de resoluciones inspiradas por una moral de corte selectiva.
Llama la atención que el gobierno de un país que se dice democrático, y donde los ciudadanos son forzados a mantener con sus impuestos a una ociosa familia real en pleno siglo XXI, una antigualla de reinado, se declare promotora de las libertades fuera de su territorio, síntoma de claro de su talante colonialista.
También resulta absurdo, que los miembros españoles del Parlamento Europeo, aquellos que se rasgaron las vestiduras hablando de la violencia que hay en México, no hayan mencionado que España, es precisamente uno de los grandes exportadores de armas del mundo. El Instituto Internacional de Investigación sobre la Paz de Estocolmo, ubica a España como el séptimo país exportador. Por su parte Amnistía Internacional, ha señalado su preocupación por el uso de armas pequeñas y ligeras en el país ibérico, armas que también estarían siendo utilizadas por grupos terroristas y organizaciones criminales. Según la propia organización, existe un arma por cada 10 habitantes, y en total, el 75% de las armas se encuentra en manos de civiles. Mientras escribo este artículo, se fabricarán 8 millones de armas y 16.000 millones de unidades de munición.
La transferencia de las armas españolas a Irak, Egipto, Turquía, Emiratos Árabes Unidos, Israel, y Arabia Saudita, continuará permitiendo la ejecución de crímenes en Yemen, Palestina y Libia. En México, la situación no es distinta, pues según datos de la SEDENA y el INEGI, el 30% de las armas que ingresan a nuestro país de manera ilegal, son de procedencia europea.
Lejos de continuar alentando el saqueo de sus empresas energéticas en México, de tolerar la corrupción de una monarquía que debería ser abolida, por ociosa, y de promover las guerras como un jugoso negocio, sellado con la sangre de sus víctimas, el Reino de España, se encuentra en el momento justo de ocuparse de sus graves problemas domésticos; que no son pocos. Al Parlamento Europeo, a sus diputados, que se empeñan en mirar a América Latina como una gigantesca colonia, a la cual seguir ultrajando, les viene bien recordar la frase del filósofo español José Ortega y Gasset, cuando dijo: “Empezando por la Monarquía y siguiendo por la Iglesia, ningún poder nacional ha pensado más que en sí mismo”,