• 28 de Marzo del 2024
TGP

Fiesta con mascota

El Mundo / Internet

Evaristo, mi amor:

Querido Evaristo:

Estimado Evaristo:

 

Te escribo desde Colima y prácticamente con mi último aliento, nada más para que veas que no soy una malagradecida, porque como quiera, para mí, lo nuestro ha sido muy importante. Mira tú en qué precario momento nos vino a caer encima esto de la pandemia. Apenas me alcanzan las fuerzas para sostener el bolígrafo, y es que aquí ya van a dar las once. Bueno, allá también, pero acá el tiempo como que pesa más. Ha de ser por el calor. Me dirás que no es tu culpa todo esto del encierro, y dirás bien, aunque de cualquier manera el asunto de la distancia ha sido una cosa terrible de soportar.

 

         Primero que nada, que sepas que te sigo queriendo. Eso no va a cambiar nunca. Fuiste y serás mi más grande amor, te lo juro. Y tú sabes que yo no ando jurando en vano. (Ya tenía muy bien pensado lo que te iba a decir, pero volviendo a leer el primer párrafo ya no estoy tan convencida). Te preguntarás cómo llegué a Colima y la verdad no sé ni qué responderte. Todo empezó por una amiga que no conoces, porque es de apenas. Una historia muy larga que para qué te voy a contar si nomás voy a gastar energía y ni viene al caso. Se llama Brenda y es muy simpática. Total, que un día me invitó a una fiesta en su casa. No era una celebración de cumpleaños, sino una reunión entre amigos muy íntimos. Me dijo que yo a todos les tenía que informar que era “Vainilla”, y así lo hice. Qué cotorro, ¿no? Me explicó que eso era para no entrar en detalles, pero que la cosa era más o menos como la primera vez que llegas a una heladería. Allí hay una gran variedad de sabores, ¿no? Bueno, pues como nunca los has probado no sabes cuál es el que te va a gustar, por eso lo más seguro es pedir el de vainilla, que es el que le sabe bien a la mayoría. Yo, la verdad, hubiera elegido el de chocolate, pero ella me aseguró que no era opción.

         Te cuento que Brenda es de carácter muy fuerte y le gusta mucho mandar. Por eso tiene dos mascotas muy cariñosas que conocí en su fiesta. Uno es caballo y el otro gato. Los tiene amarrados para que no se le escapen, pero me prestó un ratito al caballo y lo monté. No es muy grande, pero sí impone. Sobre todo, porque una no está acostumbrada. Al principio me puse nerviosa y ya después de pegarle un poquito con el fuete me sentí más confiada. Es muy obediente y dócil. Vieras qué entendido, el inocente. También sus invitados se portaron muy lindos conmigo. En cuanto les decía que era “Vainilla”, luego, luego me daban consejos para que me la pasara lo mejor posible. Me di cuenta de que ya tenían tiempo reuniéndose. Entre ellos había mucha complicidad de la buena. Sí, Evaristo, porque también hay complicidad de la mala, ahí tienes a tu compadre Benjamín, que siempre te anda metiendo en líos muy feos.

         ¿Sabes qué me pareció muy chistoso? Que las paredes tuvieran argollas para colgar arneses. En la cocina había un columpio de cuero y sobre la mesa una colección de fuetes y látigos de varios tamaños y formas. Me impresioné, cómo no. Yo creo que algunas mascotas se portan de veras mal, Evaristo, porque, ¿cómo te explicas? Bueno, pues para no hacerte el cuento largo, ¿quién crees que llegó a la fiesta? “El Mamucas”. Todo el mundo lo conoce, pero si no lo ubicas, te digo que es el mero mero de los amarres. Hasta lo han contratado para las series de la tele. Pero no vayas a creer que es de los amarres de la magia negra y esas cosas, no. Este hace unos amarres que son verdaderas obras de arte. Me dio mucha emoción conocerlo y hasta tuvo una deferencia muy grande conmigo. ¿Vas a creer que me preguntó si quería posar para unas fotografías con sus nudos? Pues claro que le dije inmediatamente que sí.

         No. No me dio nada de pena. Los amigos de Brenda me animaron mucho cuando me quité la ropa. Ya te digo que es un cuate muy profesional, un artista en toda la extensión de la palabra, y hace unas cosas divinas. Con razón lo llaman de todos lados. Me encantaría poder mandarte las fotos, pero entenderás que como están firmadas por él son muy confidenciales y no pueden andar circulando por ahí. Nomás te digo que me sentí como una diva de los años 50. Todos tenían que ver conmigo. Unos arreglaban la luz, otra me retocaba el maquillaje y otros me decían cómo posar en cada toma. Un trabajo muy bonito. Lo hice tan bien que luego Brenda me prestó al gato, que es al que más quiere. Qué cosita más tierna, Evaristo. Creo que ahí supe que yo también quiero tener una mascota. Un perrito, tal vez. Ya ves que son mis favoritos.

         Como a las doce, otro de los invitados me convidó a probar su látigo. Dudé al principio, pero ya estaba ahí y ya sabes lo que dicen: al pueblo que fueres… Quiso que nos fuéramos al barandal de la escalera y allí me amarró de las manos. Pero no vayas a creer que fue violento, al contrario. También me explicaron que todo eso tiene sus reglas muy precisas. Imagínate que hay lados donde no se debe pegar, como los riñones, la cara, el cuello y las articulaciones. ¿Tú sabías eso? Pues yo tampoco, pero me dio mucha confianza y acepté. Me vendó los ojos y me amarró con mucha destreza, ¿tú crees? A lo mejor te enfadas, pero fíjate que es una sensación muy satisfactoria. Me faltan palabras para manifestarte toda mi agitación, ojalá te animaras a probar tú mismo. Yo tuve que asistir a varias fiestas para resolver a qué lado irme, y es que ambos tienen su encanto, pa’qué lo voy a negar.

         Pero ya me fui saliendo del tema y lo que te quería avisar es que me vine para Colima a una convención con Brenda y sus mascotas. No sé cuánto tiempo voy a tardar en volver, porque con esto de la pandemia es mejor no estarse moviendo de lugar. Ya ves lo que sale en las noticias, los contagios están a pedir de boca y es mejor cuidarse. Mientras tomo una decisión, mi amiga me está prestando al caballo, que es con el que mejor me entiendo. Aunque, bueno, eso de “me lo presta” es un decir. Me deja montarlo y darle de comer, pero lo tiene siempre muy bien vigilado por si se quiere pasar de listo. No creas, me gustaría explayarme más contigo, pero temo no saberme dar a entender y además estas cosas no se explican, se viven.

Yo sé que no tengo derecho a pedirte que me esperes indefinidamente, Evaristo. Y entiendo que no vas a estar disponible luego de cinco meses de ausencia nomás porque sí. Quería comunicarme contigo desde antes, pero también se me ocurrió que no era prudente hacerte llegar la carta ahora que estás encerrado en tu casa. Por cierto, ¿cómo te está yendo con tu esposa? Pienso siempre en ti. En cómo estarás pasando estos meses de aislamiento al lado de tu mujer, porque, seamos honestos, no tiene casi nada de gracia para sortear la adversidad. ¿Estás comiendo bien? ¿Te trata bonito? Cuéntame algo de ti, por favor. No me tengas con el pendiente.

         Te dejo mi nueva dirección. Si te decides, aquí te espero con mucho cariño.

Te mando cientos de besos y abrazos de los que te gustan.

P.D. Ya no soy Vainilla. He probado muchos helados y creo que algunos te pueden saber bien.

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Twitter: @mldeles

 

De la Autora

 

He colaborado en el periódico Intolerancia con la columna "A cientos de kilómetros" y en la revista digital Insumisas con el Blog "Cómo te explico". Mis cuentos han sido publicados en las revistas Letras Raras, Almiar, Más Sana y Punto en Línea de la UNAM y antologados en “Basta 100 mujeres contra Violencia de género”, de la UAM Xochimilco y en “Mujeres al borde de un ataque de tinta”, de Duermevela, casa de alteración de hábitos.

 

He sido finalista del certamen nacional “Acapulco en su Tinta 2013”, ganadora del segundo lugar en el concurso “Mujeres en vida 2014” de la FFyL de la BUAP, obtuve mención narrativa en el “Certamen de Poesía y Narrativa de la Sociedad Argentina de Escritores”, con sede en Zárate, Argentina y ganadora del primer lugar en el “Concurso de Crónica Al Cielo por Asalto 2017” de Fá Editorial.

 

He participado en los talleres de novela, cuento y creación literaria de la SOGEM y de la Escuela de Escritores del IMACP y en los talleres de apreciación literaria del CCU de la BUAP.