• 13 de Diciembre del 2024

Con timidez, el Partido de la Revolución Democrática, ya comenzó a barajar nombres para tener con qué jugarle la candidatura presidencial al PRI y PAN. Jesús Zambrano, dirigente perredista, destapó a tres posibles personajes para entrar en negociación y evitar solo ser el partido satélite de 2024.

El PAN comienza crujir. Sin una figura política de peso desde hace una década, los panistas se encuentran divididos. El problema de la confrontación tiene nombre y apellido: Marko Cortés.

Para contrarrestar la andanada de críticas vertidas desde el púlpito católico al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, la cuatroté puso al frente a un operador confiable como el subsecretario de asuntos religiosos de la Segob, César Yáñez.

Alito Moreno es impresentable, desde que llegó a la dirigencia nacional priista, y ahora Sansores solo se regocija en el morbo y el show político que crea contra su paisano

Para añadirle un elemento extra y polémico al caso Emilio L, el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) determinó que Pemex deberá hacer públicas las propuestas de reparación de daño que le presentó el exdirector de la empresa productiva por los asuntos de Odebrecht y Agronitrogenados.

Aunque entró de última hora en la terna de los precandidatos a la presidencia para 2024, Ricardo Monreal sabe leer los mensajes del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Considerado uno de los artífices de la transición democrática, iniciada en 1994 cuando fue consejero ciudadano del incipiente Instituto Federal Electoral (IFE), Santigo Creel Miranda, ahora quiere lograr lo que no consiguió hace más de 16 años cuando fue el primer secretario de Gobernación del llamado gobierno del cambio. Ser candidato presidencial.

La posición de Alejandro Moreno Cárdenas, en el PRI, es insostenible.

Con el objetivo de crear un apéndice de la Sedena, encargada de la seguridad interior, la Guardia Nacional es la institución policiaco-militar en la que se sustenta y justifica la militarización en el país, pero es un modelo débil.

Los reacomodos y renovaciones en las dirigencias nacionales de los partidos políticos es un proceso normalizado postderrotas electorales.

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