• 13 de Diciembre del 2024

 

La autora del libro es hija de Hanim Selma Rauf, y ella también es sultana o princesa, por derecho propio

Bump-Bump

Juan Norberto Lerma

 

I

En la ciudad de Boylan, Alfonso Kuriaki descendió del autobús 14 y caminó por la calle de Las Lunas, ¡Clap! ¡Clap!, sucia de luz amarillenta. Un último niño ¡Uhmf! ¡Plaf!, ¡Plaf!, se refugió en el umbral del templo de Los sagrados Corazones y sus ojos indiscretos interrogaron con interés el umbral de una escalinata.

Antes de llegar a su puerta, Alfonso Kuriaki ¡Clin! ¡Clin! y ¡Zap!, ¡por fin en casa!

Amanda Perula, presurosa, dejó cuanto estaba haciendo, que por lo demás, no era gran cosa, y ¡Smack!, ¡Smack! ¡Shujjjj! ¡Shhhfuu!

Kuriaki simplemente ¡Puf!, ¡Puf!

Enseguida, Amanda corrió a la cocina, ¡Trash!, ¡Trash!; ¡Flop! ¡Click!, y alguna vez ¡Crash!

Alfonso Kuriaki miró en derredor, y respiró un aire desolado ¡Sufffff! ¡Hum!, ¡Ah!, ¡Click!, ¡Zack! ¡Zap!, y una música lejana 



hizo que su barbilla se estremeciera.

Amanda ¡Mmm!, ¡Uf!, y sin dejar de andar la casa, ¡Clock!, ¡Clock! ¡Tlinck!, mientras él repasaba los acontecimientos notables ocurridos en el día: ¡Grr!, ¡Grr!, ¡Arff!, ¡Arff!; y luego, ya más tarde, ¡Klinch! ¡Klinch; ¡Klinch! ¡Hump!

Amanda lo interrogó vagamente: ¿el trabajo? Kuriaki quiso decir ¡Prrt!, pero contestó: así-así. ¿La comida? Muy-muy.  ¿Cansado? Sí que ¡Ufff!. ¿Acercarse? ¡Zcks!, ¡Zcks!, y el televisor sin sueño bla-bla-bla.

Un perfume, ¡Ssff!, ¡Sfuu!

Un chasquido sobre el cuello y una mano extraviada sobre un cuerpo cubierto por telas que ¡Sshh!, ¡Sshh!, y que se acomodaba ¡MMM!, ¡MMM!, para que una boca ¡Mchlll!, ¡Mchlll!...

 

II

Al terminar el día, ¡Fuuuuu!, y también ¡Shshhhh! entre el follaje.  Todo había oscurecido y sólo se escuchaba ¡RRRRrrrrr! en la calle, y, a veces, el ladrido de un perro solitario; Kuriaki ya únicamente tenía fuerzas para apartarse de Amanda que ¡Hummm!, ¡ZZZzzz!, ¡MMMmmmm!

En silencio, concentrado en el rumor de su cabello sobre la almohada, lo asaltaron más dudas que remordimientos y entonces se levantó y ¿?, ¿? Tuckump, ¿?, ¿? Tuckump, Tuckump, caminó sin rumbo por la habitación.

En el borde de la cama, no pudo evitar sentir cómo lo invadía la sensación de estar rendido al abrir ¡Cropck! y cerrar ¡Blam!, un cajón que acumulaba encendedores, balas, vías de escape y algunos recuerdos que en la penumbra no reconocía.

Algo en su pecho, ¡Bump!, ¡Bump!, ¡Bump!, ¡Bump!...

De pronto, el frío del metal en la mano de Alfonso Kuriaki se anidó en su sien, y ¡Bang!

Su oído derecho, sordo por el estampido, ya no logró captar ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay!

En cambio, le pareció que su oído izquierdo crecía, aumentaba de tamaño, hasta convertirse en un pozo infinito donde sólo lograba escuchar el golpeteo de una gota que descendía ¡Clapck! ¡Clapck! ¡Clapck!

***

Juan Norberto Lerma

México, Distrito Federal.

Es escritor y periodista. Ha colaborado en diversos medios de comunicación y en varias revistas culturales. En el año 2000 ganó el premio de cuento José Emilio Pacheco, al que convocó la Universidad Nacional Autónoma de México. Ha publicado varios libros de cuentos en Amazon, entre los que se encuentran La Bestia entre los días, y Perro Amor.


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Rodrigo estaba ahí para una cura por olvido. Por casualidad había escuchado la referencia en una cantina hacía apenas dos años


Richard Bretbert quiso continuar con su camino y avanzó un par de zancadas, pero una estrella oscura o un halcón nocturno que cruzó como un destello estuvo a punto de golpearle la frente

Vagaron durante centurias en las zonas del occidente, que fueron las que, al principio, mejor convinieron a su naturaleza

 

Molesto acaso por las ámpulas y las piernas llagadas, permaneció atento, tratando de identificar los humores que los vientos coléricos le revelaban

 

A veces hay incendios o estampidas de bucéfalos, pero ellos ni aun así bajan, puesto que sus piernas son más frágiles que las de los pájaros

 

El bicho al que iba dirigida la bala había dado dos vueltas sobre una cerca de piedra negra y, sin exclamar ningún quejido, cayó del otro lado sobre unas botellas

Lo que quieren decir al extranjero es que cualquiera de ellos que intente asolar su ciudad correrá la misma suerte que Drag

 

A la hora en que el Sol alcanzó el cuadrante Tigre Sobre Tierra, cayó una llovizna fina sobre la ciudad de piedra amarilla

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