También la construcción de los enormes centros de detención en la frontera entre Estados Unidos y México regresarán del pasado, la separación de familias o el retorno forzado de familias completas al lado mexicano, sin importar que las temperaturas en esa región sean bajo cero o que los grupos criminales se mantengan al acecho.
En la frontera sur de México las condiciones de movilidad humana se mantienen desde hace años, las caravanas migratorias continúan, algunas más pequeñas que otras, pero cientos de ciudadanos de centro y Sudamérica, del continente africano, de India y hasta de las regiones en guerra, como Ucrania o Rusia, siguen su camino hacia la libertad, el desarrollo, la oportunidad y la paz. No importan las barreras en la selva, en los cruces fronterizos, en el desierto o en el mar; no importan los miles de millones de dólares invertidos en un muro más alto y más largo, que representa un ecocidio, ante la muerte de especies animales endémicas de la frontera.
Las organizaciones defensoras de derecho de migrantes saben cuál es el futuro con Donald Trump, una regresión total al pasado, con las mismas acciones y actitudes, y seguramente, con los mismos resultados, sufrimiento de miles, persecución, familias que se separan en el interior de Estados Unidos, con redadas en centros de trabajo y cierres de programas de refugio y asilo.
Desafortunadamente, del lado mexicano también se mantienen las mismas medidas del pasado, que implican mucho dinero de los mexicanos y que claramente no dieron resultados. Que México siga alimentando con miles de millones de dólares, año con año, a economías de Centroamérica y el Caribe no está deteniendo las caravanas migratorias. Mientras, cientos de ciudadanos de comunidades de Chiapas migran a Guatemala y solicitan refugio, ante la inseguridad, la pobreza y el olvido que sufren. Y en los estados del norte de la República, que son azotados por la violencia, ven como las comunidades fantasma crecen, ante el abandono de sus habitantes que huyen hacia Estados Unidos, priorizando su seguridad y la de sus familias.
Bien dice el dicho, si quieres obtener resultados diferentes, tienes que hacer cosas diferentes.
En materia de diplomacia y acciones de gobierno para disminuir la migración tienen que ejecutarse medidas diferentes, concretas y con proyecciones reales. Es evidente que las acciones impuestas hace 4, 6 u 8 años no dieron resultados y que los más afectados son los ciudadanos, las víctimas de violencia, del hambre, de la falta de oportunidades.
El panorama para el 2025 para las y los mexicanos en Estados Unidos no es fácil. Donald Trump también le apostará a la cancelación de la ciudadanía para quienes nazcan en su territorio, de padres migrantes.
La polarización ha regresado y la discriminación está creciendo nuevamente en niveles que ponen en riesgo la tranquilidad de millones de mexicanos migrantes en la Unión Americana; en la escuela, en el supermercado, en las calles, en los centros de diversión. Un panorama ya conocido, porque son las mismas amenazas, las mismas acciones y seguramente con los mismos resultados.