• 29 de Marzo del 2024
TGP

Las rolas prohibidas del 11S

Especial

La industria musical tuvo que censurar varias canciones para no herir la susceptibilidad de los estadounidenses que vivieron el atentado

Los ataques a las Torres del World Trade Center de Nueva York, el 11 de septiembre de 2001, hicieron resonancia global y en todos los sectores; de entrada, los protocolos de seguridad en la aviación comercial cambiaron radicalmente, pero también hubo efectos en otros campos de la vida cotidiana y la industria musical no fue la excepción.

El golpe psicológico para los norteamericanos fue tal que posterior a los ataques, siguieron actos de censura a canciones que en sus letras retomarán temas relacionados con el funesto acontecimiento como vuelo, avión, aire y explosión, hasta líneas melódicas estridentes o violentas, como las propias del Hard Rock y las distintas expresiones del Heavy Metal.

El grupo más castigado con la censura fue System of a Dawn, cuyo disco Toxicity, su segunda producción, tuvo la mala estrella de ser publicado el 4 de septiembre de 2001, unos días antes del atentado terrorista.

 

 

Toda su música fue vetada de las estaciones de radio en toda Norteamérica, a pesar de no tener contenido explícito relacionado con los temas del aire y la aviación; sin embargo, los organismos censores no aprobaron la estridencia de las potentes líneas melódicas de dicha banda.

A la lista le siguieron canciones directamente vinculadas con el tema del aire, aunque en distintos contextos a los del ataque; las piezas castigadas fueron Learning to fly de los Foo Fighters, Aeroplane de los Red Hot Chilli Peppers.

 

 

De la inocente Learning to fly, de Pink Floyd, ni hablamos…

 

 

Además, la locura por no herir la susceptibilidad de los radioescuchas estadounidenses, principalmente neoyorquinos, llegó al grado de eliminar de las listas de reproducción radiofónica piezas clásicas y fundamentales de la historia del Rock como: Lucy in the sky with diamonds de los Beatles y Stairway to heaven de Led Zeppelin.

 

 

 

 

Y sobre AC/DC la tijera también cayó, fulminante, sobre una de sus canciones más gustadas y controvertidas, el clásico por antonomasia de la banda australiana, Highway to hell.

 

 

Del otro lado de la historia, vino la estética de lo políticamente correcto y la borregada popera se fue, como siempre, por la vía fácil, tal es el caso de Enrique Iglesias quien encontró en Héroe, la manera de escalar las listas de éxitos.

 

 

Solidaridad y marketing propiciaron diversos lanzamientos colectivos, el 16 de octubre se publicaba God Bless América, semanas más tarde otro disco recogía el concierto que acogió el Madison Square Garden para homenajear a los héroes de la Gran Manzana.

Múltiples versiones y reversiones salieron de esta pieza, hubo hasta quienes se montaron en “God Bess America”, revivir sus aletargadas carreras. Celine Dion, fue el ejemplo más característico, la música para grandes catástrofes, como el Titanic, le han venido bien.

 

 

En medio de esta “generosidad y activismo light”, también se alzaron voces de descontento; el Chicago Tribune llegó a preguntarse: “¿La tragedia justifica el arte de mala calidad, aunque sea por una buena causa?”.

La revista satírica estadounidense The Onion tituló, con ironía, “El presidente ha pedido la calma y solicita a los cantantes de baladas que se refrenen”.

Así la cosmogonía musical del 11/S, la lucha eterna entre el buen y mal gusto.